La sonda Lambda es uno de esos elementos que no tenemos en cuenta pero que pueden provocar grandes averías, por lo que te contamos todo lo que debes saber
Todos hemos oído alguna vez hablar de la sonda Lambda, un pequeño sensor de vital importancia para el correcto funcionamiento del motor de nuestro vehículo pero que pocos conocemos.
Hoy vamos a explicaros en qué consiste en su funcionamiento, así como sus problemas más comunes, cómo detectarlos e incluso por cuanto nos puede salir una avería de la misma. Sin entretenernos más, vamos a entrar en materia:
Antes de nada, debemos conocer qué es la sonda Lambda y cuál es su funcionamiento en el motor de nuestro vehículo.
La sonda Lambda es la encargada de medir la calidad de la combustión, es decir, la cantidad de oxígeno residual existente en los gases de escape. En caso de que en estos gases haya una cantidad elevada de oxígeno, la mezcla que produce nuestro motor tiene demasiado aire. Por el contrario, si este dispositivo detecta poca cantidad de oxígeno, podremos estar tranquilos, y es que la mezcla que produce nuestro propulsor es buena.
Para que la sonda Lambda funcione de manera óptima, debe alcanzar una alta temperatura, concretamente de unos 340 grados. Es por esta razón que va asociada a una resistencia eléctrica que se ocupa de calentarla.
Hay dos tipos de sonda Lambda, de banda estrecha o binaria y de banda ancha o lineal. La primera de ellas cuenta con una menor precisión, por lo que es más barata a la hora de sustituirla. En caso de que nuestro vehículo cuente con la segunda, estaremos de enhorabuena, pues su medición es más precisa, aunque como ya habréis adivinado, su precio es bastante superior.
¿Cómo funciona la sonda Lambda?
La sonda Lambda es una pluriempleada, y es que tiene dos funciones igual de importantes: analizar e informar.
Este pequeño dispositivo está ubicado justo antes del catalizador, por lo que puede analizar sin filtros la cantidad de oxígeno que hay en los gases que circulan por el sistema de escape.
Una vez que ha hecho la primera tarea, envía los datos registrados al cerebro del motor para que este calcule la cantidad de combustible exacta que tiene que inyectar en los cilindros para que la mezcla y por tanto, la eficiencia, sea perfecta.
¿Qué problemas puede tener?
Si la sonda Lambda dejara de hacer su trabajo correctamente, sería algo muy negativo para nuestro motor, puesto que nunca haría una mezcla correcta:
En caso de que la mezcla tenga menos oxígeno del que se necesita, el combustible no se llegaría a quemar como debería. La consecuencia es que podríamos ver hollín en nuestro tubo de escape y comenzaría a escupir una buena cantidad de dióxido de carbono, de manera que pasar la ITV sería imposible –no te pierdas los cambios de la ITV en 2020-.
Si pasa lo contrario, es decir, que la mezcla tiene más oxígeno del que debería, habrá una mayor expulsión de óxido de nitrógeno que podría provocar una avería importante en nuestro motor.
¿Cómo podemos comprobar que la sonda Lambda está fallando?
Hay tres factores fundamentales que se traducirán en que la sonda Lambda de nuestro coche no está trabajando como debería. La primera de ellas es que podríamos experimentar una pérdida de prestaciones, y es que la incorrecta mezcla en nuestro motor desemboca en un mal rendimiento del mismo.
Otra de las señales que pueden indicar que la sonda Lambda no funciona correctamente es que el consumo de nuestro coche se dispare. Esto irá de la mano de un aumento de las emisiones contaminantes, por lo que tu coche podría ser parte de la minoría de vehículos que produce la mayor parte de la contaminación en Madrid. Otro indicativo es que cuando tenemos el coche al ralentí, este podría ser inestable.
¿Cuánto cuesta la sonda Lambda?
Dicho ya todo lo anterior, lo más importante es conocer el precio de la sonda Lambda. Sustituirla no es ningún drama, y es que el precio de la pieza oscila los 25 euros, por lo que lo podemos calificar como barato.
Sin embargo, a este precio hay que sumarle la mano de obra, y es que dependiendo de la accesibilidad que tenga la misma en nuestro coche, su sustitución puede ser más o menos trabajosa. Además, en caso de que no la sustituyamos si no funciona adecuadamente, puede provocar averías bastante más caras.
Por lo tanto, si detectamos los primeros síntomas de mal funcionamiento, lo mejor será hacer una parada en nuestro taller de confianza para sustituirla. Según los expertos, la vida útil de este sensor ronda los 180.000 kilómetros, por lo que una vez que nuestro coche se acerque a esta cifra, deberemos estar atentos a los síntomas.
Escrito por: Alvaro Avilés
Fuente: https://www.top10motor.com/
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