Anécdotas del Ford T
La denominación de ‘T’ no fue al azar, sino que Henry Ford iba dando a sus sucesivos modelos una letra del alfabeto mientras buscaba el modelo popular deseado, siendo el T el sucesor del N.
La fabricación en serie se basaba inicialmente en la optimización del montaje, siendo en 1913 cuando se creó la cadena de montaje con los obreros fijos en sus puestos, llegándoles las piezas en una cinta transportadora y mientras el coche en construcción iba avanzando. Se rebajaba así enormemente el tiempo de fabricación de cada unidad y pudiendo bajar enormemente el precio de venta. Este método cambió no sólo la fabricación de automóviles, sino el mundo industrial en su conjunto, haciendo asequibles objetos que antes eran prohibitivos.
Una consecuencia de esa optimización obsesiva por parte de Henry Ford fue la de ofrecer sus coches únicamente con el color negro -antes no era así- ya que el negro es el color que más absorbe el calor, siendo por tanto el que más rápido seca.
En un momento dado, el proveedor de un accesorio vio rechazadas sus entregas por ‘problemas de calidad’, y tras comprobar que el producto devuelto estaba bien preguntó el por qué de la devolución, diciéndole en Ford que el problema estaba en el cambio de las cajas de madera en las que entregaba el producto, justificación ciertamente insólita. ¿Motivo? Pues que en Ford deshacían esas cajas para aprovechar sus tablones que montaban como suelo en el Ford T, y al cambiar las medidas de las cajas, esos tablones ya no se adaptaban a la anchura del coche.
Las ventas del modelo T aumentaban sin cesar hasta que empezaron a estancarse, encargando Henry Ford un estudio que concluyó en que tras varios millones de unidades vendidas, el mercado empezaba a saturarse, encargando entonces Ford otro estudio para ver qué salario debía tener un obrero para permitirse comprar un T; la respuesta fue que 5 $ al día, y su siguiente reacción fue la de pasar el salario medio de sus obreros, que era de unos 3 $ diarios a 5 $, cosa que conmocionó al mundo industrial al verse sus competidores obligados a hacer lo mismo. El resultado fue que las ventas se relanzaron, y ese día de los 5 $ pasó a ser conocido como el ‘Five Dollars Day’.
El cambio cultural que produjo la democratización del automóvil en Estados Unidos gracias al Ford T lo vemos en libros como el de ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley en el que en un supuesto mundo futuro, sus máximos dirigentes hacían con la mano a modo de saludo una “T” y denominaban a su nuevo mundo como ‘La Era Fordiana’. En la película ‘Tiempos modernos’, Charlie Chaplin ‘Charlot’ hace una dura crítica a la producción con operaciones repetitivas por la supuesta alienación que eso provocaba, pero gracias a eso los obreros tenían automóvil propio y otros bienes de consumo inimaginables poco antes.
El modelo T se conoce en el argot de los aficionados como ‘Ford de pedales’, y eso es así porque es un pedal el que cambia de marcha (sólo dos velocidades). Pisando a fondo entra la primera y levantándolo la directa. Otro pedal acciona el freno y un tercero la marcha atrás. La ventaja es que pise uno el pedal que pise el coche se para, mientras que con la mano hay que jugar con la palanca del avance del encendido, algo fundamental para hacer que el coche anduviera bien, y un Ford T bien conducido iba más rápido de lo que a priori cabría imaginarse.
La demanda del modelo T en todo el mundo hizo que las fábricas norteamericanas quedasen sobrepasadas, optando Ford por crear filiales a las que se mandaban piezas para que estas montasen los coches -sistema CKD- fabricando cada vez más componentes en dichas filiales, habiendo sido la inglesa la primera de ellas, y en España se creó una filial en el Puerto de Santa María (Cádiz).
En total, entre 1908 y 1927 fueron producidos 15.007.033 unidades, y gracias a la optimización de los métodos de montaje a lo largo de esos años, el precio del Ford T pasó de 850 $ iniciales a los 265 $ en 1922, y eso a pesar de la inflación en esos tiempos. (Artículo de Pablo Gimeno C.T. Históricos de ASEPA).
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)