Los campos magnéticos creados por los coches eléctricos son tan peligrosos como los de combustión
Un estudio noruego financiado por la Unión Europea demostró que los campos magnéticos que crean los coches eléctricos no son peligrosos para la salud ni muy diferentes a los que crean los vehículos de combustión.
Hace ya algunos años que los estudios demostraron que vivir cerca de las líneas de alta tensión no afecta negativamente a la salud, o al menos no había una relación causa-efecto demostrada. Pero, ¿qué hay de estar sentado en un automóvil rodeado de cables de alto voltaje, sobre una gran batería de litio y al lado de un potente motor eléctrico? ¿Podría tener efectos negativos en la salud de sus ocupantes?
La historia de los campos magnéticos y los campos eléctricos
La idea de que estar cerca de las líneas eléctricas puede causar problemas de salud fue iniciada por un estudio de 1979 que afirmó haber encontrado un vínculo entre la proximidad de las líneas eléctricas y la leucemia en los niños. Los múltiples estudios posteriores que buscaban ratificar esta conclusión encontraron que los resultados positivos eran probablemente fruto de razones coincidentes, sin llegar a establecer realmente un vínculo de causa-efecto.
La radiación emitida por tales campos magnéticos se consideró no ionizante (lo que significa que no puede eliminar iones de los átomos) y se descartaron las afirmaciones de que estaban causando cáncer en las personas. Los investigadores señalaron el hecho de que, cuando el cuerpo humano se expone a la luz solar directa y absorbe la radiación ultravioleta, o a una radiografía, se le somete a una radiación ionizante del tipo que puede causar un daño notable.
En 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe sobre los efectos que los campos eléctricos y magnéticos tienen en el cuerpo humano. Este estudio señaló que, “había poca evidencia experimental o teórica de que las mutaciones pudieran ser causadas directamente por los campos magnéticos ELF (frecuencia extremadamente baja)”, concluyendo que “hay poca evidencia de que los campos eléctricos o magnéticos ELF puedan causar la transformación maligna de las células en cultivo “. También descubrió que “los campos eléctricos y magnéticos estáticos y los campos eléctricos de frecuencia extremadamente baja no son clasificables como cancerígenos para los humanos”.
A pesar de estas conclusiones, la idea de que tales campos eléctricos y magnéticos pueden plantear posibles problemas de salud se mantuvo sin ser definitivamente desacreditada ni confirmada.
En 2005, otro estudio publicado por el Dr. Gerald Draper y su equipo de la universidad de Oxford afirmó que había encontrado un vínculo directo entre la proximidad de las líneas eléctricas y algunos tipos de cáncer en las personas vivían a menos de 200 metros de dicha líneas. Un estudio que fue muy criticado en ese momento y no influyó en la comunidad científica para cambiar su opinión general sobre el asunto.
Los campos magnéticos en los coches eléctricos
Sin embargo, la posición oficial de la OMS es que los campos magnéticos todavía se consideran “posiblemente cancerígenos” para los seres humanos. Esto significaría, esencialmente, que la salud puede verse afectada negativamente al viajar en un coche eléctrico (o un tren eléctrico, un tranvía, un trolebús o cualquier otro vehículo que funciona con electricidad): realmente no lo saben con certeza.
Según Joel M. Moskowitz, Director del Centro para la Salud de la Familia y la Comunidad de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California, el hecho de que pueda existir este riesgo debería incitar a los fabricantes de automóviles a intentar minimizar los campos electromagnéticos a los que exponen a los ocupantes en sus vehículos eléctricos (al menos como precaución hasta que sepamos definitivamente sus efectos). En su opinión, si bien se han realizado muchas investigaciones sobre este tema, la mayor parte de ellas han sido financiadas por la industria y esto resta valor a su confiabilidad. Lo que sugiere que se haga es que la gente exija que los gobiernos lleven a cabo esta investigación para eliminar la posibilidad de sesgo en los resultados.
El estudio noruego
En 2014, SINTEF, una organización de investigación independiente con sede en Noruega, publicó un nuevo estudio cuyo título eran las conclusiones: “No hay peligro en los campos magnéticos de los automóviles eléctricos”. La investigación que los hizo llegar a esta conclusión fue totalmente financiada por la Unión Europea y afirmó ser “el estudio más completo realizado hasta la fecha para identificar diferentes fuentes de campos magnéticos en automóviles eléctricos”.
Como sugiere su título, su conclusión es que “no hay absolutamente ningún motivo de preocupación”. La diferencia entre esta investigación y los trabajos anteriores similares es que “hemos tenido en cuenta lo que contribuye a los campos magnéticos. La rotación de las ruedas genera campos magnéticos considerables, independientemente del tipo de vehículo”.
Para comprobar los efectos reales provocados por cada tecnología, se probaron siete vehículos eléctricos diferentes, junto con un automóvil de gasolina y uno impulsado por una celda de combustible de hidrógeno. En los vehículos eléctricos, los campos magnéticos más fuertes se registraron cerca del piso, donde se encuentran sus baterías. Su fuerza disminuyó casi diez veces cuando se midió a la altura de la cabeza.
Una conclusión que puede ser sorprendente para la mayoría es que no hay una gran diferencia entre los vehículos eléctricos y los que funcionan con gasolina o diésel. Los investigadores argumentan que esto apunta al hecho de que todos los automóviles, independientemente de la fuente de energía, generan campos magnéticos y, aunque son ligeramente más altos en los vehículos eléctricos, no son significativamente más altos y, por lo tanto, no deberían dañar a sus ocupantes.
Además, a excepción de los descapotables, el cuerpo metálico de los automóviles ayuda a concentrar el campo magnético a su alrededor. También se descubrió que las baterías de los vehículos eléctricos emiten un campo de más fuerte cuando el vehículo arranca o cuando hay una gran demanda de la batería (es decir, una fuerte aceleración), o cuando se está cargando.
Conclusiones
Pero incluso si esta prueba parece concluyente, no significa que la investigación sobre los efectos de los campos EMF en el cuerpo humano deba dejar de estudiarse. Sobre todo porque se sabe que estamos rodeados de fuentes de campos magnéticos de diferentes intensidades y que los más potentes están vinculados a algunos cambios a nivel celular. Si bien una sola fuente por sí sola puede no ser motivo de preocupación, múltiples fuentes que actúan al mismo tiempo pueden tener un efecto más pronunciado y notable.
Por lo tanto, la información existente hoy en día sobre este asunto no puede ni debe considerarse concluyente. Por ejemplo, aunque hacer un viaje corto en un vehículo eléctrico todos los días puede no ser particularmente dañino, es diferente el caso de un taxista que pasa la mayor parte del día en uno de ellos, rodeado de dispositivos generadores de radiaciones de radiofrecuencia.
Escrito por
Fuente: https://www.hibridosyelectricos.com/
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