3 razones por las que las baterías de coches eléctricos son cada vez menos contaminantes
Un reciente estudio concluye que el impacto medioambiental para producir una batería para coches eléctricos actualmente oscila entre 61-106 kg de CO2 por kWh, una cifra entre 2 y 3 veces menor que hace solamente dos años.
Uno de los debates más fervientes a la hora de hablar sobre las emisiones de los coches eléctricos tiene que ver con sus baterías, cuya fabricación no está exenta ni mucho menos de emisiones de dióxido de carbono. No obstante, la producción de baterías para coches eléctricos cada vez es más limpia y un reciente estudio elaborado para la Comisión Europea concluye que las emisiones en el proceso de producción han bajado a una media de 77 kg de CO2 por kWh, reduciendo la huella de carbono entre 2 y 3 veces en solamente dos años. Pero, ¿cuáles son las razones para conseguir baterías cada vez menos contaminantes?
La creciente popularidad de los vehículos eléctricos conlleva lógicamente un aumento en la producción de baterías, con el consecuente impacto medioambiental que ello produce. Para conseguir reducir las emisiones en todo el ciclo del coche eléctrico, no solamente a la hora de circular, los fabricantes cada vez están más por la labor de reducir su huella de emisiones de efecto invernadero y conseguir una fabricación neutra en dióxido de carbono -algo que ya ocurre, por ejemplo, con la producción del Volkswagen ID.3-.
Ahora una reciente publicación de Transport & Environment pone de manifiesto la fabricación de baterías más limpias, citando un estudio de IVL Sweden que indica unas emisiones de entre 61 y 106 kg de CO2 por kWh de capacidad, una reducción muy notable respecto a los 150-200 kg que calcularon en 2017 y que se debe fundamentalmente a tres razones.
Fabricación a escala industrial más eficiente
La creciente demanda de vehículos eléctricos ha provocado un aumento exponencial en la fabricación de baterías.
La producción a una escala industrial cada vez mayor ha traído consigo un aumento en la eficiencia del proceso de fabricación, lo que se traduce en menos cantidad de energía necesaria para producir cada celda y, por tanto, menos emisiones de CO2.
Más y mejor información
Actualmente se dispone de más información, más precisa y más actualizada para hacer todo tipo de cálculos y estimaciones, tanto de las propias baterías como de su proceso de producción.
De esta manera se va reduciendo la dependencia de información más antigua y desactualizada, cuando el terreno de las baterías para vehículos eléctricos era más desconocido.
Mayor peso de las energías renovables
Por último, la obtención de la electricidad que abastece las fábricas proviene en mayor medida de fuentes renovables. Las fábricas de las principales regiones manufactureras (Europa, Estados Unidos y China) dependen más de energías renovables, lo que ayuda a descarbonizar la red y reducir las emisiones de CO2 al final del proceso de fabricación.
No obstante, hay que tener en cuenta la diferencia entre la cifra mínima y la máxima de CO2 por kWh que determina el estudio, una fluctuación que depende en buena medida del mix energético en cada país. La cifra superior (106 kg CO2/kWh) es actualmente poco probable en la práctica, según señala el estudio, aunque se puede dar en aquellas regiones donde se queme carbón para obtener electricidad.
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Fuente: https://www.hibridosyelectricos.com/
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