Aparece abandonado un GM EV1, el coche eléctrico que desapareció víctima de su propio éxito
Esta unidad del GM EV1 permanece abandonada en un aparcamiento cerca de la Universidad de Atlanta: un coche eléctrico lanzado por General Motors en 1997 como respuesta a la regulación californiana, que fue retirado en 2004 víctima de conspiraciones políticas y económicas.
Jacob Hoyle, un lector de un medio especializado del motor, ha localizado una unidad del “primer coche eléctrico de la era moderna”, un GM EV1 abandonado en un aparcamiento de Alabama. La truculenta historia de conspiraciones que existe detrás de este coche eléctrico vuelve a la palestra cuando salen a la luz fotos como las que, a través de Twitter, ha mostrado Jacob: un coche que se adelantó a su tiempo, que pudo revolucionar la industria automotriz en la década de los 90, pero que fue víctima de su propio éxito y de los intereses políticos y económicos.
Según indica la revista The Drive, esta unidad del GM EV1 se encuentra en un parking cerca de una universidad pública de Atlanta. Las tres fotografías incluidas en el tweet de Hoyle muestran un EV1 de color rojo estacionado en un aparcamiento solitario, cubierto por una gruesa capa de polvo ennegrecido y con el parabrisas adornado con algunos dibujos y textos irreproducibles. Los dos neumáticos delanteros parecen sobrevivir todavía al paso del tiempo, pero los traseros aparecen desinflados y podridos, resultado de no haber sido utilizados en años. A pesar del aspecto exterior, según Hoyle, el EV1 no se encuentra en mal estado de conservación. Su habitáculo permanece en condiciones aceptables y falta por comprobar cómo ha sobrevivido su mecánica.
El tweet ha recibido cientos de respuestas sobre la ubicación del EV1, que se ha mantenido oculta por razones obvias, evitando así que caiga en manos inapropiadas ya que una unidad de este coche mítico está valorada hoy en día en mucho dinero. General Motors solo fabricó 1.117 unidades que fueron alquiladas a través de un contrato de leasing a ciudadanos de determinadas ciudades de los estados de California y Georgia, entre ellos, algunas celebridades, como Mel Gibson, Tom Hanks o Coppola.
Víctima de conspiraciones políticas y económicas y de la miopía empresarial de hace más de quince años, fue declarado un experimento fallido y retirado de las calles en medio de las protestas de sus arrendatarios. La trituradora se hizo cargo de la mayoría de estas unidades y tan solo una veintena fueron salvadas y donadas a museos e instituciones educativas. Los estudiantes de ingeniería se encargaron de desarmar cada una de ellas, que fueron completamente despojadas de sus piezas para dedicarlas a la construcción experimental de coches de carreras y a proyectos de diseño. Este ejemplar rojo es una de las pocas unidades que ha sobrevivido al primer desguace y triturado, al desmontaje de los ingenieros y que también ha escapado del control de General Motors, a pesar de que el fabricante se aseguró de que no volvieran a la carretera bloqueando las unidades que dejó vivas.
Pocas sobreviven hoy fuera de los museos. El único confirmado y que permanece en manos privadas es propiedad del director Francis Ford Coppola que escondió su unidad antes de que GM los retirara en 2004. También corren rumores de otro supuestamente vendido a un coleccionista anónimo por casi medio millón dólares en 2008. Del resto no se sabe nada.
Historia de un coche eléctrico adelantado a su tiempo
En 1990, California aprobó el ZEV Mandatory, una norma que obligaba a que en 1998 el 2% de los vehículos vendidos allí no debían emitir contaminación a la atmósfera, y que elevaba la cifra al 10% para el año 2003. A cambio, incentivaba a fabricantes y compradores para desarrollar este tipo de movilidad. A finales de 1997 General Motors lanzó el EV1, a la vez que luchaba por cambiar la ley a una versión edulcorada, el ZEV Regularoty, que no exigía porcentajes de ventas mínimos si se demostraba que no había demanda. Fabricó 1.117 unidades que alquiló a los interesados mediante leasing, poniendo como escusa el elevado precio del vehículo, aunque en realidad lo que quería era mantener el control sobre ellos.
El EV1 era un sedán de dos plazas montado sobre un chasis de aluminio y con un equipamiento tecnológico avanzado para su época: aire acondicionado, elevalunas eléctricos, cierre centralizado, reproductor de CD, dirección asistida, asientos de lujo, ABS, control de tracción, arranque y acceso sin llaves, frenos regenerativos, control de temperatura interior programable y un sistema de control automático de la presión de los neumáticos.
Para propulsarse contaba con un motor eléctrico de 102 kW (139 CV) y 149 Nm de par máximo que movía las ruedas delanteras. Era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 9 segundos, y pasar por el taller para las revisiones cada 162 mil kilómetros. Inicialmente se alimentaba de una batería de níquel metal-hidruro (NiMH) de 16,5 kWh de capacidad que ofrecía tan solo 97 kilómetros de autonomía. La “segunda generación”, fabricada a partir de 1999, elevó la capacidad de la batería hasta los 18,7 kWh que mejoraba la autonomía hasta los 225 km y se recargaban en menos de tres horas hasta un 80% de su capacidad. Para mantenerlos operativos, se instalaron en California más de 500 estaciones de recarga gratuita.
El EV1 no tenía nada que envidiar a un coche eléctrico actual, salvo por la tecnología de las baterías que hoy en día han evolucionado significativamente, no solo en su vida útil, su seguridad y tamaño, sino también en su precio. Sin embargo, a sus espaldas los lobbies de presión, las petroleras, el desdén de los políticos y el desinterés de los compradores acabaron abriendo la puerta al ZEV Regulatory, que sirvió de excusa a GM para retirar en 2004 todos los EV1 de la circulación, convertirlos en chatarra y almacenarlos un depósito en el desierto de Arizona, a pesar de las protestas de sus propietarios.
Argumentos como el elevado coste de fabricación y las pérdidas de la compañía con cada unidad sirvieron para que GM escondiera la realidad de un coche eléctrico que, adelantado a su tiempo, sucumbió a la realidad de las presiones políticas y económicas.
Precursor de los coches eléctricos de General Motors
En octubre de 2017, General Motors presentó su plan global de electrificación, según el cual, en 2023, contará con 20 nuevos modelos eléctricos y de hidrógeno, y que dos de ellos serían presentados en 2018 y 2019. Estos dos primeros modelos se basarían en la experiencia adquirida con el Chevrolet Bolt EV, mientras que el resto contarían con una arquitectura y un sistema de baterías totalmente nuevos que General Motors ya está desarrollando.
General Motors confirmó en marzo una inversión de 300 millones de dólares (266 millones de euros) en el desarrollo de un nuevo modelo eléctrico basado en la arquitectura del Bolt, que será construido en la planta de Lake Orion en Michigan. Allí actualmente se fabrica el Chevrolet Sonic, el Chevrolet Bolt y los prototipos del vehículo eléctrico y autónomo Cruise AV, que también se basan en él, lo que la convierte actualmente en la única instalación en el mundo que fabrique vehículos autónomos en una línea de producción. Esta inversión forman parte del nuevo compromiso de General Motors de invertir un total de 1.800 millones de dólares (1.600 millones de euros) en sus factorías estadounidenses y la contratación de 700 nuevos empleados.
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Fuente: https://www.hibridosyelectricos.com/
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