Los gases renovables, clave para la transición energética
El cambio climático producido por las emisiones atmosféricas es una de las mayores amenazas del planeta. Este fenómeno tiene un impacto directo en el medioambiente: olas de calor, catástrofes naturales e intensificación de enfermedades. Sin embargo, hay solución a este rompecabezas: las energías renovables. De entre ellas, las renovables no eléctricas o gases renovables son un paso fundamental para la transición energética y una alternativa para la producción de energía.
Enagás ha apostado decididamente por el uso de gases renovables, como son el hidrógeno y el biometano, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos gases renovables se pueden utilizar de forma flexible y pueden tener diferentes destinos finales como la inyección en la red gasista, el uso vehicular o la producción de electricidad y calor en la industria u hogares.
Los gases renovables pueden ser almacenados y transportados por la red de infraestructuras de gas existentes, sin necesidad de emprender inversiones relevantes. La utilización de estas energías, que tienen los mismos usos que el gas natural, supondría un ahorro anual para el continente de 140.000 millones de euros con respecto a utilizar otras vías de descarboniza-ción.
¿Cómo se producen el biogás y el hidrógeno?
El biogás se obtiene a partir de la descomposición de la materia orgánica presente en los residuos sólidos urbanos, aguas residuales y residuos agrícolas, ganaderos y forestales. Este biogás se somete a un proceso de limpieza, denominado upgrading, donde se eliminan componentes como el CO2 para obtener biometano, cuya composición es análoga a la del gas natural.
El hidrógeno verde, por su parte, se produce por la electrólisis del agua a partir de la electricidad proveniente de fuentes renovables. El proceso no produce emisiones de CO2 y el hidrógeno puede ser perfectamente transportado mezclado con el gas natural. En este sentido, Enagás apuesta firmemente por la producción de hidrógeno renovable a partir del desarrollo de tecnologías fotoelectroquímicas, es decir, producción de hidrógeno a partir de celdas solares sin necesidad de aporte eléctrico, a diferencia de la electrólisis, lo que lo hace una tecnología aún más sostenible.
La producción de biometano e hidrógeno y su utilización a través de las infraestructuras existentes contribuirá a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta niveles nulos a mediados de siglo, en línea con las exigencias del Acuerdo de París.
Mientras que en Suecia o Países Bajos la producción de biometano es una realidad, en España su desarrollo aún es tímido contando en la actualidad con sólo una instalación conectada a la red de Enagás. Sin embargo, nuestro país está listo para transportar gas renovable: en España disponemos de cerca de 12.000 kilómetros de gasoductos; tres almacenamientos subterráneos y seis plantas de regasificación.
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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