Tüv Süd alerta de problemas de ciberseguridad en los vehículos autónomos
La llegada del vehículo autónomo, aún en fase de estudio, es una de las innovaciones de las que más se habla en los foros profesionales. Ante esta revolución, la industria automovilística apuesta por potenciar su desarrollo, apoyándose en el potencial de las nuevas tecnologías, lo que tiene un impacto en la seguridad y un nuevo reto en lo que a delincuencia cibernética se refiere.
La empresa especializada en soluciones de seguridad Tüv Süd calcula que, en el año 2030, 13 millones de vehículos están altamente automatizados y, en 2040, se venderán 33 millones de vehículos autónomos en todo el mundo, mejorando el flujo de tráfico y seguridad. Sin embargo, el aumento de interfaces de comunicación vulnera la eficacia de estos vehículos, por lo que la industria considera primordial “establecer una serie de medidas de ciberseguridad que muestren solidez”.
La principal característica de esta tecnología es controlar la conducción sin la orden o el manejo de una persona, de forma segura. Aunque todos los progresos se respaldan en la certidumbre de salvar más vidas en la carretera, la creciente variedad de programas informáticos está aumentando su complejidad y conectividad, haciendo que sean más vulnerables a los ataques de los piratas informáticos.
Las consecuencias de un ataque cibernético a un vehículo autónomo comienzan en el robo de datos personales o daños a la marca y terminan en un fallo en las funciones de conducción
Lo que dice la legislación
Según la Convención de Viena sobre circulación por carretera de 2014, el sistema automático del vehículo puede ser desconectado en el momento que el conductor lo desee. Por tanto, la responsabilidad recae sobre el conductor en el instante en el que toma el mando del automóvil, pudiendo volver a conectarlo en cualquier momento.
A pesar de que este modelo de conducción elimina cualquier error humano que se pueda cometer durante la conducción, todo proceso informático puede padecer ataques o virus que manipulen las órdenes impuestas en el vehículo, provocando una situación de riesgo que no contempla posibilidades de retroceso. Además, los vehículos autónomos deberán convivir con los automóviles manejados por personas, lo que pondrá en duda la culpabilidad en caso de choque o accidente.
Tüv Süd está involucrado en el desarrollo de la conducción automatizada, en la certificación de la seguridad de todos los procesos de diseño, desde la homologación hasta los escenarios de prueba. La empresa certificadora ha explicado todos los métodos de prueba que está desarrollando, desde el análisis de deficiencias y evaluación de ciberseguridad hasta el seguimiento continuo de riesgos y participación en proyectos globales. La compañía reclama la necesidad de asegurar todos los procedimientos, señalando los servicios que ofrecen y los conocimientos de los que disponen en el sector de automoción.
Las consecuencias de un ataque cibernético a un vehículo autónomo comienzan en el robo de datos personales o daños a la marca y terminan en un fallo en las funciones de conducción, o un accidente que conlleve lesiones graves e, incluso, el fallecimiento del conductor.
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