Reducción de las emisiones de CO2: Un gran reto
La Unión Europea quiere reducir drásticamente las emisiones de CO2 de los vehículos y ha fijado unos límites máximos muy exigentes para la próxima década. Los fabricantes, resignados, piden que los estados “intensifiquen sus esfuerzos” para que se desarrollen las infraestructuras de recarga y repostaje que necesitan los vehículos movidos por combustibles alternativos.
El dióxido de carbono, CO2 para los amigos, es uno de los gases incluido en la lista negra que reúne a los responsables del cambio climático. La Unión Europea quiere promover una reducción a gran escala de las emisiones de este gas y uno de los frentes donde ha decidido actuar con más contundencia es en los tubos de escape de los vehículos.
En diciembre de 2018, las tres instituciones europeas que nos gobiernan (Comisión, Parlamento y Consejo) acordaron unos nuevos límites de emisiones de CO2 para turismos y comerciales ligeros. La primera vez que se reguló sus emisiones si hizo para el periodo comprendido entre 2015 y 2021, ahora se han centrado en la próxima década. Con el nuevo Reglamento, los vehículos comerciales ligeros tendrán que emitir en 2030, de media, un 31% menos CO2 que los vendidos en 2021: sí, la referencia son las emisiones de dentro de dos años. Para turismos, la rebaja fijada ha sido del 37,5%. Además, como paso intermedio, se ha establecido una reducción del 15% en 2025 para ambas clases de vehículos.
Sanciones y bonificaciones
Los fabricantes que no cumplan con estos objetivos tendrán que hacer frente al pago de sanciones. En el Reglamento que regula este proceso se ha incluido un sistema de bonificaciones, de manera que las marcas que en 2025 consigan que más del 15% de los turismos y comerciales ligeros que vendan sean de cero o bajas emisiones, se les premiará con una reducción de hasta un máximo de un 5% en el cómputo de sus emisiones de CO2. Cinco años después, para conseguir este bonus, el porcentaje de vehículos eco vendidos en 2030 tendrá que ser del 35% en turismos y del 30% en comerciales ligeros.
¿Y qué opinan los fabricantes al respecto? La asociación europea que los representa, la ACEA, emitió un comunicado en el que señalaba que estos límites “pueden sonar plausibles, pero son totalmente irrealistas según nuestra situación actual. La industria lamenta que estos objetivos de 2030 estén impulsados únicamente por motivos políticos, sin tener en cuenta las realidades tecnológicas y socioeconómicas.”
Para camiones
Los camiones, por supuesto, no se libran de este asunto y por primera vez se van a controlar sus emisiones de CO2. El acuerdo entre el triunvirato comunitaria se ha alcanzado a finales del mes de febrero y las exigencias son parecidas a las de las furgonetas: del 15% para 2025 y del 30% en 2030. La base para realizar el cálculo va a ser las emisiones medias del sector de este año en curso. Recordemos que ha sido en enero de 2019 cuando ha entrado en vigor la obligación de que los fabricantes redacten una declaración de emisiones de CO2 de casi cada vehículo pesado que comercialicen. Declaración de la que tienen que entregar sendas copias a la administración y al cliente en cuestión.
También van a contar las marcas de camiones con un sistema de incentivos. Para el objetivo de 2025, los vehículos pesados cero emisiones contarán como dos (lo que rebaja la media) y los que tengan unas emisiones de CO2 inferiores 350 gramos de CO2/km recibirán una bonificación variable. Estos incentivos podrán servir para que cada fabricante reduzca sus emisiones globales en un 3%.
De cara a lograr el objetivo de 2030, le han dado la vuelta a la tortilla y a partir de 2025 se empezará a exigir: para conseguir una bonificación, al menos el 2% de los camiones vendidos por un fabricante tendrán que ser o cero o de bajas emisiones. Pero, entonces, para que un vehículo se considere de bajas emisiones, por su tubo de escape deberá salir un 50% menos de CO2 que la media de emisiones que se registre en el sector en 2019.
Este acuerdo ha supuesto un nuevo jarro de agua fría para la ACEA. Consideran que los límites son muy exigentes y que no disponen de tiempo para trabajar, máxime teniendo en cuenta que hasta que no se conozcan las emisiones medias de CO2 de los camiones vendidos en 2019 no saben a qué objetivos de reducción se enfrentan. También señalan que tienen en contra la falta de infraestructuras de repostaje de combustibles alternativos y afirman que “no podemos esperar que los operadores de transporte comiencen repentinamente a comprar camiones eléctricos o de otro tipo si no es rentable para sus negocios”.
¿Y cuál es la conclusión de todo este baile de fechas y porcentajes? Pues que, si los fabricantes no quieren ser sancionados por Comisión Europea, van a tener que hacer un importante doble esfuerzo: por una parte, producir más camiones eco, por otra, convencer técnica y económicamente a sus clientes para empiecen a comprarles las versiones de sus vehículos que generen menos emisiones de CO2. Sí, un doble gran reto.
Escrito por Pedro García
18º CURSO PARA LA GESTIÓN DE FLOTAS DE VEHÍCULOS-Barcelona 9-10-11 de Octubre 2019
Pincha en el siguiente enlace para saber más:
18º CURSO PARA LA GESTIÓN DE FLOTAS DE VEHÍCULOS-Barcelona 9-10-11 de Octubre 2019
]]>