Prueba del Scania L 280 B 4×2 NB
Este pequeño camión de Scania, pensado para que la ciudad sea su hábitat, cuenta, además de la última tecnología del fabricante sueco, con piso bajo, altura configurable para las descargas y una carrocería capaz de adaptarse al volumen transportado.Nos hemos enfundado el mono de reparto a los mandos de un Scania L 280 y sin dudarlo hemos puesto rumbo al centro, a la zona donde el tráfico se hace más denso y poco soportable y donde todos los días, sin importar que llueva o haga calor, un grupo de profesionales tiene que batirse el cobre para que las estanterías de los supermercados estén llenas de nuestros productos favoritos. Profesionales que suelen pasar desapercibidos hasta que se paran delante de nosotros pidiendo unos segundos de paciencia mientras bajan algún paquete porque la zona de carga y descarga está ocupada, algunas veces por vehículos que no cargan ni descargan, y es cuando nos acordamos de ellos, pero se nos olvida que más tarde volveremos al supermercado a por ese producto que tanto nos gusta.
Y es que no todo puede ser el trabajo de la gran ruta, por otro lado mucho más agradecido, pero al igual que nos ocurre cuando nos vamos para un largo viaje necesitamos un compañero con ruedas que pueda hacer el trabajo y facilitarnos la vida, en esta ocasión fue un Scania L 280 pensado y desarrollado para “sobrevivir” en el complicado tráfico urbano.
Se trata de un camión, que al igual que el resto de la gama, ha sido recientemente remodelado y mejorado para que cumpla con más eficiencia su misión. De esta forma se ha adelantado la cabina para que el irrenunciable túnel motor resulte lo menos molesto posible, creando así un habitáculo especialmente pensado para el reparto con una serie de detalles que aumentan el campo de visión y facilitan las continuas entradas y salidas del conductor, indispensables en este tipo de trabajo. Tecnológicamente no tiene nada que envidiar a sus hermanos mayores y aplica las mismas mecánicas en su motor de cinco cilindros en línea y nueve litros, el DC 09, con el que renuncian a la recirculación y hacen único responsable al sistema de inyección de urea para cumplir con Euro 6.
El resto de la cadena cinemática está también basada en los modelos de más cilindrada como ocurre con el cambio Opticruise, retardador y como destacable no podemos olvidar el nuevo freno eléctrico de aparcamiento con sistema de anclaje automático al detener el motor.
Todo para el reparto
Este camión está perfectamente adaptado a las necesidades de los repartidores en la urbe gracias a su cabina avanzada CL20L. El hecho de “avanzar” la cabina tiene una explicación muy práctica, permite dejar un pasillo entre el conductor y el acompañante gracias a que el túnel del motor queda algo más retrasado, de esta manera, independientemente del lado de la calzada en el que paremos, podremos apearnos del camión por el más cercano a la acera sin tener que sortear coches, y de una manera muy rápida y cómoda ya que este pasaje es lo suficientemente amplio como para salvarlo con soltura.
Otra de las capacidades que nos ofrece esta cabina es la posibilidad de bajar en altura en la zona de morro para facilitar la entrada y salida del conductor, pero para que este sistema sea efectivo debemos darle al mecanismo el tiempo suficiente para que actúe es decir, tendremos que dejar un poco de lado el estrés de este tipo de trabajo ya que lleva unos segundos que se ponga en la posición más baja, que separa el escalón unos 40 cm. del suelo, y para ello además será necesario aplicar el freno de mano ya que de otra forma el sistema no actuaría.
La entrada al interior se realiza a través de un solo escalón, lo suficientemente amplio y antideslizante, que ocupa prácticamente la totalidad del ancho de la puerta, a partir del cual, y contando con el sistema de inclinación de la suspensión, tan sólo nos quedan unos centímetros para alcanzar el suelo de la cabina.
Otro de los factores que nos parece resaltable en este camión es el afán de los diseñadores por conseguir un campo de visión lo más amplio posible. Así durante nuestro recorrido pudimos comprobar que hay detalles que lo incrementan, cómo la claraboya situada en la parte inferior de la puerta derecha, que sumada al pasillo interno, nos permite ver a peatones u otros obstáculos situados muy próximos al camión y que sin ella sería difícil de detectar, poniéndonos en una situación comprometida que podría convertirse en peligrosa.
Algo que nos parece muy acertado en este camión y que no se ve mucho en nuestro territorio es la caja adaptable con la que venía equipado este Scania Serie L. Se trata de una carrocería capaz de crecer, dependiendo de la carga, hasta los 3,4 m. del suelo, mientras que si la carga no lo demanda puede plegarse hasta los 2,8 a la altura de la cabina del camión. Con este original sistema reducimos la resistencia cuando no sea necesario llevar desplegada la caja. Dentro de la misma hay una escala para saber con exactitud la altura a la que la desplegamos, evitando de esta forma posibles sobresaltos.
Mecánica a la altura
Scania utiliza la misma tecnología para esta Serie que para las superiores, con las lógicas adaptaciones al utilizar un motor de menos cilindros y volumen. Para este camión han elegido el DC09 de nueve litros y cinco cilindros en línea con mejoras que aumentan su eficiencia energética y que han sido testadas en camiones superiores. La conducción de este camión resulta muy sencilla gracias entre otros al cambio Opticruise que hace que el manejo, en lo más duro del tráfico urbano, sea rápido y cómodo, además tiene la opción, para quien lo demande, de un cambio automático con convertidor de par.
Pese a ser el grupo propulsor de este volumen que ofrece menos potencia, 280 CV, no notamos que se quedara corto, incluso en los tramos de carretera nos ofreció una respuesta acorde a sus condiciones. Subiendo el Guadarrama y con todo en automático, el camión mantuvo durante un buen trecho 65 km/h. en la décima a un régimen de 1.600 revoluciones, pero continuó acelerando hasta realizar el cambio a la once perdiendo vueltas paulatinamente hasta que efectuó de nuevo una reducción a la décima en un tramo poco apropiado.
Un sistema de seguimiento vía satélite reduciría mucho este exceso de cambios, aunque debemos preguntarnos si dado el trabajo para el que está diseñado este camión es interesante hacer esa inversión.
El fabricante escandinavo ha previsto las regulaciones que parecen estar por llegar para el transporte urbano y nos ofrece la posibilidad de optar por combustibles alternativos como los aceites vegetales, posible para este camión, y otros del tipo etanoles o mezclas de cualquiera de ellos, pero ya en este segundo caso sería con un tipo de especificación determinada y no para todas las opciones de motor. Además Scania nos ofrece en esta gama otro motor de nueve litros adaptado para el consumo de gas tanto licuado como comprimido, el OC09.
En el camión que probamos se optó por el sistema SCR sin contar con la recirculación, por lo que se hace necesario un filtro de partículas que habrá que limpiar. En este caso la regeneración será automática sin que el conductor pueda intervenir en el proceso, esto por un lado es positivo ya que evitamos el posible fallo humano, pero nos surge la duda si con el duro trabajo que tendrá que hacer este camión en la ciudad, las regeneraciones automáticas serán suficientes o si finalmente será necesaria la intervención del servicio de mantenimiento, el tiempo nos lo dirá.
Fuente: https://www.camionactualidad.es/