La calefacción causa el 20% de la contaminación
Según nos cuenta Paloma Esteban en elconfidencial.com, el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en el centro de la diana la reducción de polución en la ciudad como un asunto capital de salud pública, dando prioridad a medidas de movilidad sostenible, entre las que están las restricciones al coche privado.
Los datos del ‘Inventario de emisiones de la ciudad de Madrid’ del consistorio reflejan que el 51,4% de las emisiones de óxidos de nitrógeno que se producen en la capital viene de la mano del tráfico rodado. Los coches son la principal fuente de contaminación aunque, eso sí, no la única. El resto de modos de transporte también (sobre todo, los ciclos de aterrizaje y despegue en el aeropuerto de Barajas hacen su parte: 21,5%), y el consistorio apunta a los sistemas de climatización como otra de las principales causas, cifrando su contribución a la polución en un 18%.
Los expertos respaldan ese porcentaje o apuntan que podría ser incluso mayor, más cerca del 20%. Muy lejos, en todo caso, del 50% que asegura la Asociación de Instaladores del Sector Energético (Agremia), señalando las calderas de carbón que siguen existiendo en la capital como el gran factor contaminante. Según los instaladores, en toda la ciudad quedarían más de 300 y en la zona de Madrid Central —gran protagonista de las medidas anticontaminación— se superarían las 200 calderas. Datos inexactos, según reconocen directamente en Agremia ante la falta de una contabilización oficial actualizada, que han elaborado a través de las referencias de las más de 2.000 empresas que agrupa la asociación. El registro
del ayuntamiento, por su parte, cifra en más de 500 calderas de carbón las existentes en Madrid, según el último recuento elaborado en 2017.
Más allá de las diferencias en los números, todas las partes coinciden en la necesidad de terminar con el uso de este combustible. De hecho, el Plan A de calidad del aire lanzado por el actual Gobierno madrileño contempla la eliminación de estas calderas en 2020, confirmando a este diario que en estos momentos se encuentra trabajando en
una ordenanza concreta que iría en esa linea. Con todo, la verdadera competencia en los sistemas de climatización la tiene la Consejería de Industria, Energía y Minas de la Comunidad de Madrid. El presidente de Agremia, José María de la Fuente, insiste en que mantener las calderas de carbón “es un anacronismo que no tiene ningún sentido”. Todavía más teniendo en cuenta que la minería del carbón echa el cierre en España: solo dos explotaciones de las 26 que quedan repartidas por el país continuarán con las extracciones a partir de este año.
El catedrático del Departamento de Energía y Combustibles de la Universidad Politécnica de Madrid, Ángel Cámara, también defiende su desaparición en la ciudad. “Es cierto que el carbón cuando se quema produce más partículas que ningún otro combustible. Y eso sí es una contaminación que puede tener incidencia, aunque no llegue a cifras tan elevadas”. Cámara pone el acento en la eficiencia energética para justificar la eliminación de estas calderas: “Son anticuadas y no deberían mantenerse, pero más por la pésima eficiencia enérgética que por la contaminación directa que producen”, insiste.
En todo caso, según los últimos datos del Ayuntamiento de Madrid, la radiografía de las calderas de carbón refleja, como es lógico, que están presentes en los barrios más antiguos. Los distritos de Ciudad Lineal, Salamanca, Moncloa y Centro aglutinan la mayor parte de calefacciones de ese combustible. Y como señala Cámara, el factor sociológico es perfectamente palpable. Por un lado, estas calderas se mantienen en zonas de rentas altas (en Salamanca, en el barrio de Goya, todavía quedan en torno a 15, y en Recoletos, otras 18). El mantenimiento de este sistema requiere de una persona dedicada a ello y en estas zonas de Madrid la presencia de un portero las 24 horas al día casa con las necesidades del carbón. Algo similar ocurre en Argüelles (Moncloa-Aravaca), barrio en el que hay 25.
En la otra cara de la moneda se encuentra Ciudad Lineal, el distrito que más calderas de este combustible tiene en todo Madrid. Sobre todo en los barrios de Ventas y Concepción (15 y 27 respectivamente), seguidos de Quintana y Pueblo Nuevo, que también tienen 15 y 14 entre sus comunidades de vecinos. En este caso, explica el catedrático, son casas y edificios en que un cambio en el sistema de calefacción supone una importante inversión que algunas rentas no pueden soportar.
Desde Agremia reconocen “esencial” el papel de la Administración para llevar a cabo las sustituciones. Por un lado, insisten en la labor de concienciación con respecto al medio ambiente pero, también, por el propio ahorro que “desde el primer momento puede suponer en las facturas”. Por otro lado, aseguran que los incentivos económicos juegan un papel crucial para que algunos usuarios se decidan a sustituir las calderas: rebaja del IBI o una aportación económica podrían ser algunas de ellas. El Ejecutivo regional ha impulsado en los últimos meses un Plan Renove en el que el incentivo puede alcanzar el 50% de la inversión.
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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