¿Estamos preparados para el coche autónomo?
Jack Weast, ingeniero principal y arquitecto de sistemas jefe del ‘Autonomous Driving Group’ de Intel, ha reflexionado sobre la confianza de los pasajeros como factor clave para el coche autónomo, incluso con una tecnología para conducción autónoma perfecta. Según Weast, “una cosa es que nuestros vehículos de prueba de conducción autónoma nos lleven a dar una vuelta sin conductor delante del volante para proporcionarte seguridad, pero, pronto, no tendremos a nadie ocupando ese asiento. ¿Te atreverías a entrar en ese automóvil?”.
La promesa de la tecnología para conducción autónoma es, como poco, tentadora. Algunos expertos predicen que podremos salvar millones de vidas y proporcionar movilidad a todas las personas con tan solo eliminar a los seres humanos del asiento del conductor. Pero la diferencia entre la teoría y la práctica se reduce a lo siguiente: las personas tienen miedo de los coches robot. De hecho, un estudio de la Asociación Automovilística Estadounidense (AAA) indicó que el 75 % de los estadounidenses tiene miedo de montarse en un vehículo de conducción autónoma.
En Intel, piensan que pueden hacer que los usuarios superen ese temor mediante la creación de una experiencia interactiva entre vehículo y usuario. Para ello han efectuado una investigación (Trust Interaction Study), con un estudio limitado y cuantitativo con la colaboración de usuarios que no tenían experiencia con vehículos de conducción autónoma.
Se les invitó a dar un paseo en un vehículo de prueba de conducción autónoma a cambio de informar sobre su experiencia. Se evaluaron cinco “interacciones sobre confianza”: solicitar un vehículo, comienzo del viaje, cambios en la ruta, gestión de errores y emergencias y aparcamiento y salida del automóvil. Para ello, les entrevistaron antes y después de su paseo, grabando sus reacciones durante toda la experiencia.
El aspecto destacado era la confianza en el automóvil y el conocimiento de las interacciones entre el hombre y la máquina. Los resultados fueron unánimes: todos los participantes observaron un enorme incremento en sus niveles de confianza después de sus viajes.
Opinión sobre la decisión de un ser humano frente a la de una máquina: Los participantes se mostraron preocupados sobre la ausencia de una decisión tomada por un ser humano en un vehículo de conducción autónoma a la hora de ocuparse de situaciones problemáticas, como, por ejemplo, los peatones imprudentes u otros conductores que se crucen inesperadamente en el camino.
Espacio personalizado frente a falta de ayuda: La idea de tener tiempo libre mientras se realiza un recorrido en un vehículo de conducción autónoma ha inspirado a muchas personas a imaginarse cómo pueden usar ese tiempo, aunque otras han mostrado su temor por no tener ninguna interacción con un conductor humano.
Conocimiento frente a demasiada información: La mayoría de los participantes anticiparon que podían precisar formación para sentirse cómodos con el sistema de conducción autónoma, pero cuando logren este nivel de confianza, indicaron que algunas de las alertas y comunicaciones podrían resultar molestas e invasivas.
Abandono del control del vehículo frente a un nuevo control del vehículo: Para algunas personas, el paseo en el asiento de atrás sin control del vehículo les produjo una cierta intranquilidad. Incluso el movimiento autónomo del volante causó ansiedad a algunos individuos.
Funcionamiento frente a demostración del funcionamiento: Entender el funcionamiento de la tecnología y todas sus prestaciones fue esencial para los participantes. Decir frente a escuchar: Aunque los participantes se sintieron reconfortados con la “voz” humana del vehículo, muchos usuarios se preguntaron si podrían comunicarse con el vehículo usando para ello sus propias voces.
Máquinas que siguen reglas frente a la interpretación de las reglas por parte de las personas: Aunque la seguridad fue la principal consideración para los participantes en cuanto a confianza se refiere, se observaron algunas discrepancias en la interpretación de la confianza. Algunos participantes reconocieron que sus experiencias al volante como conductores no eran siempre seguras y que tampoco cumplían las normas a rajatabla, indicando que habían acelerado en carreteras solitarias y no habían respetado un stop cuando era necesario.
Asimismo, también reconocieron que los esfuerzos para abandonar esas conductas y aceptar las nuevas normas basadas en controles del sistema suponían un reto al que deben hacer frente los usuarios. Lo leemos en posventa.info.
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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