Las bicicletas eléctricas con motor central
Hace no demasiados años resultaba bastante raro ver ciclistas moviéndose por nuestras ciudades, ya que tradicionalmente los podíamos localizar casi en exclusiva por nuestras carreteras. Sin embargo, hoy día la bicicleta eléctrica, como medio de movilidad alternativo, está disfrutando de un auge considerable y no sólo dentro de la ciudad. Lo leemos en revistacesvimap.com.
Los motores eléctricos utilizados en las bicicletas asistidas han evolucionado desde los primeros y más sencillos que se montaban en los bujes de las ruedas, y que disponían de un simple sensor de pedaleo, hasta los más desarrollados, denominados ‘motores centrales’. Se ubican en la zona del eje del pedalier de la bicicleta y pueden disponer de diferentes sensores (de velocidad, de par, de la fuerza aplicada en las bielas, de cadencia, etc.). Transmiten a la centralita la cantidad de energía que necesita suministrar el motor eléctrico para complementar a la del ciclista y facilitar la propulsión, minimizando el esfuerzo.
Para que una bicicleta asistida eléctricamente sea asimilable, en cuanto a normativa, a una convencional sin asistencia, debe disponer de un motor eléctrico que proporcione asistencia sólo cuando se esté dando pedales y con una potencia motriz no superior a 250 W y que procure asistencia hasta los 25 km/h.
Los casos que superen estos valores de potencia o velocidad, o en los que la asistencia se realice sin pedalear, de forma similar a la utilización del mando de gas de una moto, no podrán considerarse como bicicleta y, en muchas ocasiones, pasarán incluso a ser, legalmente, un ciclomotor eléctrico, con los condicionantes que ello conlleva en cuanto a matriculación, permiso de conducción, ITV, seguro obligatorio e, incluso, de limitación de acceso al medio natural.
Las bicicletas eléctricas con motor central están suponiendo un revulsivo para las ventas en el mercado español. Su característica identificativa fundamental es precisamente la ubicación de su motor eléctrico en la posición central de la bicicleta, y su batería en el tubo descendente delantero del cuadro. Para que sea posible este tipo de montaje, los cuadros deben estar diseñados específicamente para el tipo de motor que se vaya a colocar, ya que no todos los motores disponen de los mismos anclajes.
Todos estos elementos incrementan aproximadamente entre 8 y 10 kg el peso respecto de una bicicleta similar tradicional sin asistencia eléctrica, siendo el motor la pieza añadida más pesada (4 a 5 kg), junto con la de la batería (2 a 3 kg), los elementos que van a desplazar el centro de masas del conjunto bicicleta-ciclista de una bici tradicional hacia abajo. Esto se traduce en una bicicleta dinámicamente más estable en movimientos laterales (menor momento de vuelco) y con mayor aplomo de dirección, sobre todo en descensos, lo que, indudablemente, la hace más segura dinámicamente.
Estas bicicletas disponen de un software bien en ellas mismas, bien combinado con una app descargable al teléfono móvil. Proporciona varios niveles de asistencia al pedaleo, desde el más liviano y que menos potencia va a transmitir al motor hasta el más ‘pro’, que proporcionará las prestaciones más racing a la bici pero, eso sí, penalizando el tiempo de uso, ya que, a mayor asistencia, menor duración de la batería.
Al diseñarse estas bicicletas y, sobre todo, sus sistemas electrónicos de mando y control, dentro del ámbito de la conectividad, las aplicaciones que han desarrollado algunos fabricantes permiten disponer de un ordenador de a bordo en el smartphone. Se puede interaccionar con un GPS para gestionar recorridos, asociar a la carga disponible de la batería y controlar la autonomía dependiendo del nivel de utilización; ofrecen todo tipo de información referente al sistema eléctrico y cómo se usa en cada momento.
Las baterías utilizadas suelen ser de ion-Litio, y están ubicadas, como hemos comentado, en el tubo descendente delantero del cuadro de la bicicleta, pudiendo estar integradas en el propio tubo o montadas por fuera; se cargan con cargador externo, montadas o desmontadas de la bici. Los principales fabricantes de estos motores centrales de asistencia al pedaleo comercializan muy poco despiece de recambio del sistema eléctrico para su reemplazo en caso de sufrir daños.
Además del motor completo y de la batería, únicamente podremos adquirir tapas, protectores, cableado, algunos sensores y ciclocomputadores, sin que esté permitido, por parte de los fabricantes de los motores, su apertura para realizar reparaciones o comprobaciones de elementos. En estos casos, disponen de sus servicios técnicos, a los que se podrá enviar el motor para su diagnóstico y/o reparación, en caso de que sea necesario.
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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