Los cinco cambios en el coche del futuro
La movilidad del futuro será más fácil, más flexible y más individualizada para los usuarios con automóviles eléctricos, autónomos, compartidos, conectados y que se actualizarán continuamente. Emitirán menos ruidos y menos humos contaminantes al medio ambiente, supondrán para las personas perder menos tiempo y ocupar menos espacio porque se moverán de forma autónoma, serán más accesibles porque los usuarios no necesitarán una licencia para conducirlo y serán más asequibles, porque no necesitarán comprarse, sino solamente pagar una pequeña cantidad por utilizarlo cada vez.
Con todo esto, el sector de la automoción se enfrenta a un cambio sin precedentes y con efectos que transformarán por completo la industria y el uso de los vehículos.
El alcance y las implicaciones de este proceso son objeto de análisis en un informe publicado por la consultora PwC. El documento describe cinco tendencias que determinarán la reestructuración del sector en un futuro próximo y las características de la movilidad. Éstas son:
1. Electrificación. La transición a la movilidad libre de emisiones será posible gracias a la electrificación del automóvil. Hay una iniciativa global para fabricar vehículos no contaminantes que permitan cargar sus baterías a partir de recursos energéticos renovables para garantizar una movilidad neutra en generación de CO2.
2. Vehículos autónomos. Los rápidos avances en áreas como la inteligencia artificial, aprendizaje de máquinas y redes neuronales hacen posible alcanzar la utopía del automóvil autónomo que no requiere intervención humana para su manejo, incluso también en situaciones complejas de tráfico.
3. Vehículos compartidos. Muchas grandes ciudades ofrecen ya servicios de automóviles compartidos. Este concepto será cada vez más viable desde el punto de vista económico y se extenderá con la introducción de los vehículos autónomos. Los usuarios no tendrán necesariamente que buscar un coche compartido cerca de su zona, sino que será posible solicitar un automóvil bajo demanda para que acuda al punto concreto donde se necesite.
4. Conectividad. La cuarta tendencia es la conectividad del automóvil al entorno exterior mediante tecnologías de información y comunicación. El automóvil conectado implica la conexión con otros vehículos y la posibilidad de conexión con las infraestructuras de transporte (como las señales de tráfico, por ejemplo), así como la conectividad de los individuos que ocupan el vehículo con el mundo exterior.
5. Actualización frecuente. El desarrollo de todas estas tendencias y los avances tecnológicos permitirán que los ciclos de renovación de los vehículos se reduzcan, pasando de los cinco a ocho años actuales a la sustitución total o parcial anual para integrar las últimas novedades en cuanto a sus componentes y sistemas inteligentes.
Desde la perspectiva del consumidor, estas cinco dimensiones aportarán múltiples beneficios. Las previsiones sugieren que la conducción será mucho más fácil, segura, barata y confortable. Al mismo tiempo, la revolución de la movilidad individual forzará al sector automoción a reinventarse hasta cierto punto. La oferta de modelos de automóviles y las estrategias de venta, que determinan la actual cadena de valor en el sector, tendrán que redefinirse.
A la vista de estas tendencias, la industria de automoción se verá previsiblemente influida por factores como los cambios en los hábitos de movilidad. Se estima que en el año 2030 más de uno de cada tres kilómetros rodados impliquen el uso de algún tipo de concepto compartido. Las nuevas facilidades para la conducción permitirán que cada vez más gente utilice el automóvil, pero con una reducción del parque de automóviles. Se estima que en Europa se pase de 280 a 200 millones de vehículos en el año 2030.
Los fabricantes redistribuirán sus inversiones hacia actividades de I+D en áreas como software y servicio al cliente. Invertirán menos en las líneas de producción y más en innovación para mejorar los productos y su funcionalidad para los clientes. Fabricantes y distribuidores de vehículos tendrán que cambiar sus modelos de negocio para incorporar todas estas tendencias. La cadena de valor no se reducirá a la producción y venta, sino que se extenderá a todas las etapas del ciclo de vida de los automóviles, incluyendo su eventual reciclaje. El contacto y la interacción con el cliente y los usuarios serán claves para comprender sus preferencias.
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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