España es uno de los países más limpios del mundo
Así lo asegura Manuel Llamas en un artículo publicado en Libremercado.com. Y la razón no es otra que el bajo nivel de contaminación atmosférica que registra España, ya que se encuadra en el top ten de países con menos polución. Una de las sustancias más nocivas es el denominado PM2.5, que hace referencia a las partículas contaminantes en suspensión más pequeñas (2,5 micras de diámetro, equivalente al tamaño de una bacteria), causantes, entre otros problemas, del asma y enfermedades pulmonares crónicas.
Una concentración superior a 35 microgramos por metro cúbico de aire puede representar un riesgo para la salud. En España, este nivel se sitúa por debajo de 10, a diferencia de lo que sucede en Arabia Saudí, con un nivel medio de 108 por la producción de petróleo, o algunas grandes urbes chinas, donde llega a superar los 500 microgramos.
El propio Ministerio de Transición Ecológica ratifica este extremo en su último informe anual de Evaluación de la Calidad del Aire, correspondiente a 2017, donde se observa que no se superan los límites establecidos de PM2.5.
Y en el caso concreto de Madrid, donde el tráfico es mucho más intenso, resulta que es la cuarta capital más limpia de Europa, tan sólo superada por Tallin, Lisboa y Dublín, confirmando así que las habituales alertas políticas y mediáticas al respecto están fuera de lugar. Igualmente, llama la atención la favorable mejora que ha registrado la calidad del aire en Madrid en los últimos años, ya que la concentración de PM2.5 se ha hundido un 40% en la última década, según las propias mediciones del Ayuntamiento.
De hecho, según un informe de la asociación británica The Eco Experts, elaborado con datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), España es el noveno país del mundo con menos muertes por contaminación, con apenas 7 fallecidos por cada 100.000 habitantes.
Por si fuera poco, España tampoco destaca especialmente en cuanto a emisiones de CO2. En primer lugar, conviene recordar que este gas, a diferencia de otros, no es contaminante ni supone ningún riesgo para la salud. Y, más allá de que son muchos los estudios científicos que cuestionan el origen antropogénico del cambio climático, la cuestión es que los coches apenas son responsables del 20% del total de emisiones, de modo que su impacto es escaso. Dado que España genera el 0,7% de todo el CO2 que se lanza a la atmósfera, la electrificación total del parque automovilístico nacional apenas reduciría el volumen de emisiones en poco más de un 0,1% a nivel mundial, un logro ridículo para tan alto coste.
Y ello sin contar que los coches eléctricos también emiten CO2 si se tiene en cuenta el proceso de producción de los vehículos -especialmente la batería- y el consumo de energía durante su vida útil. Así, por ejemplo, la emisión real de CO2 de un coche eléctrico como el Renault ZOE es de unos 60 gramos por cada kilómetro, frente a los 75 gramos de un híbrido como el Yaris o los 100 gramos de uno de gasolina. La reducción real de emisiones sería, por tanto, escasa.
Antonio Mozas Martínez
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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