Cómo conducir seguro en invierno
Conducir se ha convertido desde ya hace tiempo en una de nuestras actividades cotidianas. En el caso de que seas un conductor profesional esto es todavía más evidente. Por mucha destreza y experiencia que atesores al volante siempre existe riesgo de accidente y cuando las condiciones meteorológicas son desfavorables este riesgo crece exponencialmente. Movertis nos da sus recomendaciones.
Dependiendo de las zonas por las que suelas conducir, es posible que ya estés acostumbrado a conducir con lluvia. Entonces sabrás que la visibilidad se ve reducida. La carretera está resbaladiza. Te puedes encontrar con acumulaciones de agua.
Reduce la velocidad de circulación cuando haya fuertes lluvias. De este modo estarás más preparado para reaccionar ante posibles imprevistos. Circula en marchas bajas para garantizar una mayor adherencia a la carretera. Asegúrate de utilizar correctamente las luces del vehículo. También debes dejar una distancia de seguridad mayor para el posible frenado.
En caso de nieve, si es escasa y no llega a acumularse en la carretera, los riesgos y manera de conducir son similares a cuando hay lluvia. Sin embargo la cosa cambia cuando la nieve es intensa. En ese caso deberás utilizar las cadenas o, mejor, neumáticos de invierno, ya que con esta última opción, la DGT autoriza su circulación en caso de que la carretera esté abierta sólo con cadenas. Así podrás no quedarte encallado en la carretera. El hielo tiene como principal consecuencia provocar resbalones. Circula a baja velocidad y evita pasar por encima de placas de hielo.
La niebla sólo tiene efectos sobre la visión de la carretera. Aunque no es ni mucho menos poca cosa. Una niebla espesa puede incluso imposibilitar la circulación. Para hacer frente a ella recuerda de utilizar los faros antiniebla. Además te asegurarás de ser visto por el resto de conductores.
El viento es otro de los factores que puede afectar a la seguridad en la conducción. Fuertes vientos pueden poner en peligro la estabilidad del vehículo. Pon especial atención a tu conducción en estos casos. Rectifica la dirección para evitar que el viento desplace el vehículo.
En conclusión, durante el invierno la conducción debe ser especialmente prudente y tener en cuenta la reducción de horas de luz y que las condiciones meteorológicas pueden ser muy cambiantes, sin que olvidemos extremar el buen estado del vehículo, en especial de los neumáticos como único punto de contacto con la carretera.
Antonio Mozas Martínez
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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