Los 6 niveles de los vehículos autónomos
Los seis niveles de conducción autónoma propuestos por la SAE International sobre la participación humana en la conducción discurre desde ‘estar completamente atento’ al ‘voy a echarme una siesta’. Lo leemos en revistacesvimap.com:
Nivel 0: vehículo sin piloto automático. En este nivel no hay ningún tipo de conducción autónoma; el conductor es el encargado de todas las tareas necesarias para circular: acelerar o frenar, llevar la dirección con el volante, estar pendiente del entorno, adaptar la velocidad a las condiciones de la vía, tener presentes las condiciones climáticas, parar a descansar…
Nivel 1: asistencia en la conducción. Aunque la mayoría de los vehículos de nuestro país se encuentren en el nivel 0, el nivel 1 de conducción autónoma es el siguiente con más vehículos en sus filas. Aquí estaría incluida la velocidad de crucero, regulador de velocidad o autocrucero, que controla una velocidad prefijada por el conductor, de modo que éste no tiene por qué hacer uso de los pedales de freno o aceleración.
Nivel 2: automatización parcial. El siguiente nivel de control por parte del vehículo se encuentra en la dirección y en el control automático del freno. Ya no son novedad los vehículos que corrigen la trayectoria en carretera cuando están a punto de cruzar una línea continua. El detector de cambio de carril o LDW es capaz de saber si un movimiento es voluntario o involuntario. El LDW emite un pitido de aviso o bien una vibración similar a las guías sonoras. Aunque el LDW no forma parte de la conducción autónoma, el LKS (Lane Keeping System), que corrige nuestra dirección y mantiene el vehículo en el carril sí lo hace. Dentro del nivel 2 también se encuentran los sistemas de frenada automática.
Nivel 3: automatización condicional. Si los tres primeros niveles de automatización no tenían demasiado en cuenta las condiciones de la vía más allá de las señales, el nivel 3 se caracteriza porque el coche está pendiente del entorno. Mira hacia los lados antes de cambiar de carril, tiene especial cuidado con los ángulos muertos, que suple con cámaras. También es capaz de analizar la distancia a la que se encuentra del vehículo que le precede o el que va detrás, las probabilidades de que un vehículo cercano se cambie de carril sin avisar e, incluso, evitar el atropello de animales que cruzan la vía, algo imposible para el ojo humano medio.
Nivel 4: nivel de automatización elevado. En este nivel el vehículo no requiere de intervención humana en ningún momento. Cuando hablamos de los taxis autónomos es a este tipo de vehículos al que nos referimos. Aunque puede llevar conductor (todavía tendrá volante y pedales), puede recoger a la gente él solo y llevarla a su destino.
Este nivel requiere de una elevada conectividad, porque aunque el vehículo será capaz de tomar la mayoría de las decisiones sobre la base de lo que percibe del entorno, habrá algunas situaciones en las que no sepa qué hacer. En otras palabras, el nivel 4 de la conducción autónoma requiere de una latencia de red muy baja, del tipo que puede proporcionar el 5G, y de un vehículo conectado. Hoy día los vehículos conectados a la red 4G suponen el 15% del total fabricado, y una muestra residual de los vehículos en circulación.
Nivel 5: la automatización total del vehículo. Al igual que en el nivel anterior, este vehículo no necesita conductor. Pero hay una gran diferencia, y es que en este nivel no puede haber conductor. No hay volante, ni palanca de cambios o ningún otro pedal. No hay espacio para un conductor ni para un copiloto, sino asientos para los ocupantes.
En estos vehículos el rol del conductor lo realiza el propio vehículo, que piensa por sí mismo o a través de una aplicación remota en la nube, y el rol de los humanos pasa a ser el de pasajero. Formalmente hablando, ni siquiera necesita tener la clásica forma de coche.
Con este tipo de vehículos se espera que algo como un accidente en carretera suponga un hecho puramente anecdótico, y se alcanzará el objetivo de la DGT de ‘cero fallecidos’ en carretera.
A medida que aumenta el nivel de automatización, el conductor va delegando más y más roles al vehículo, así como quizá mayor responsabilidad, aunque esto último dependerá de la ley de cada país. De este modo el conductor es capaz de destinar su tiempo a algo distinto a conducir, algo que cambiará el mundo laboral tal y como lo conocemos.
Antonio Mozas Martínez
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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