¿Cuál contamina más: gasolina…o eléctrico?
Un coche eléctrico contamina más que uno de gasolina. Una verdad que es mentira, y viceversa. Sergio Amadoz nos lo cuenta en motor.elpais.com. Y es que mandan las circunstancias, pero es el provocativo titular que se extrae de una investigación recientemente publicada por la Universidad de Michigan (EEUU). Este estudio llega a una conclusión tan llamativa como inexacta, pero también muy ilustrativa: un coche de gasolina que consuma como media menos de 4,6 litros cada 100 kilómetros resulta más limpio que uno eléctrico.
Hay que ponerse en situación para entender la frase, porque en el inconsciente de los conductores se ha instalado la idea de que los coches eléctricos no emiten gases nocivos para la atmósfera durante su funcionamiento (en España, de hecho, la Dirección General de Tráfico les coloca la pegatina ‘Cero emisiones’). Pero sí contaminan de manera indirecta y en eso se centra el estudio.
El informe, con la firma de los expertos Michael Sivak y Brandon Schoettle, compara los métodos de obtención de la energía necesaria para mover un automóvil en 143 países. Y en muchos de ellos, según los resultados obtenidos, conducir un eléctrico no resulta especialmente limpio. Por ejemplo, en Cuba basta con que un coche gaste menos de 7,5 litros a los 100 kilómetros para que emita menos CO2 a la atmósfera que un vehículo movido por electricidad, y las cifras también son altas en la India (6,5 l/100 km) o en la República Dominicana (6,3 l/100 km). En el caso español, por el contrario, un turismo de combustión debería bajar de 2,9 litros para ser menos sucio que un modelo eléctrico, ya que en España se contamina menos que en esos países para obtener energía eléctrica.
En concreto, el estudio tiene en cuenta las emisiones procedentes de la extracción y entrega de materias primas a las plantas de energía eléctrica, las emisiones generadas por el uso de combustible específico en el proceso de producción de electricidad, las pérdidas de electricidad durante la distribución y la eficiencia del combustible del vehículo.
Para los vehículos de gasolina, los autores del estudio analizaron las emisiones procedentes de la extracción de petróleo crudo, el transporte del petróleo, el refinamiento, la entrega del combustible a un punto de venta y la combustión de la gasolina en el vehículo.
Los investigadores analizaron cuatro categorías de fuente de combustible para la producción de electricidad: carbón y petróleo (equivalente a consumir 8,1 l/100 km), gas natural (4 l/100 km), energía geotérmica y solar (0,6 l/100 km); y nuclear, eólica e hidráulica (0,1 l/100km).
Así, en países como Albania, donde toda la energía eléctrica proviene de centrales hidroeléctricas, los coches eléctricos son evidentemente más limpios que los de combustión. Un coche de gasolina debería consumir menos de 0,05 litros a los 100 km para contaminar menos, cifra que se repite, por ejemplo, en Paraguay. Entre los países del entorno de España, destaca Francia como productor limpio de electricidad.
Allí, el coche de gasolina lo tiene también imposible: la frontera está en 0,44 litros a los 100 km. Lo que no tiene en cuenta el estudio, sin embargo, es la propia fabricación de los coches ni de las baterías que mueven los modelos eléctricos, procesos contaminantes que también generan no pocas controversias.
Esta metodología de ensayo es aplicable a procesos de desarrollo de sistemas, para fines legislativos, así como para homologaciones de modelos y confirmación de la seguridad de productos. TÜV SÜD participa en el proyecto del Gobierno alemán ‘Pegasus’, un consorcio de importantes agentes de la industria de la automoción, que se encarga de la evaluación y homologación de sistemas de conducción altamente automatizados en autopistas, sentando con ello las oportunas bases para su lanzamiento al mercado.
Tan importante como la seguridad de los vehículos de conducción autónoma en las autopistas es su implantación segura en entornos urbanos. Por consiguiente, TÜV SÜD participa igualmente en el proyecto ‘Cetran’ de Singapur, cuyo objetivo es el desarrollo de normas de ensayo para el uso urbano de vehículos automatizados.
A medida que evolucione la movilidad autónoma, nuestros coches se irán conectando cada vez en mayor medida entre sí y con las infraestructuras que los rodean. Los sistemas conectados de transporte para la movilidad inteligente mejorarán el flujo del tráfico y la seguridad de los pasajeros, pero también introducirán aspectos vulnerables en lo relativo a la seguridad. Para el sector de la automoción, la seguridad de TI presenta un nuevo panorama de amenazas que exige un enfoque holístico.
Antonio Mozas Martínez
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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