El diésel tiene futuro pero el eléctrico viene imparable
En el corto y medio plazo los vehículos con propulsión basada en el motor de combustión interna son imprescindibles en sus diferentes opciones para satisfacer las necesidades de movilidad de los ciudadanos, aunque deberán ser con mínimos impactos sobre el medioambiente
Ésta es una de las principales conclusiones del Informe ‘El Automóvil en la Movilidad Sostenible’ que ha presentado ASEPA a la Prensa y a la Sociedad el pasado 4 de julio.
En dicho Informe se añade que la evolución de los vehículos en los últimos años ha sido tan rápida y efectiva, que los vehículos que se producen hoy han reducido considerablemente el consumo, a igualdad de prestaciones, y las emisiones contaminantes son muy inferiores a los de vehículos del año 2004, como lo demuestra el hecho de que los vehículos diésel han reducido en un 90% la emisión de partículas y en un 84% la de NOx. Incluso el “coche nuevo promedio” del 2021 emitirá cerca de un 50% menos de CO2 por kilómetro de homologación que el de 1995.
Pero la sustitución progresiva de vehículos que consumen combustibles fósiles es una tendencia que ayudará a asegurar la sostenibilidad de la movilidad actual y, sobre todo su crecimiento a escala mundial, porque la electrificación del parque de vehículos es una solución de amplio alcance a medio y largo plazo.
Según Global EV Outlook 2017, elaborado por la Agencia Internacional de Energía, los objetivos de crecimiento apuntan a un parque mundial de Vehículo Eléctrico entre 9 y 20 millones en 2020 y entre 40 y 70 millones en 2025.
De todas formas, a corto plazo deben superarse algunas barreras para lograr incrementos más significativos de la presencia de estos vehículos en el parque de automóviles, como es la infraestructura y tiempos de recarga, así como la vida, coste y autonomía de las baterías y la energía almacenada por kg de batería.
Antonio Mozas Martínez
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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