Foto: Marcel Renault, carrera París-Madrid, 1903.
Analizando los eventos de los últimos meses, sobre todo tras el escándalo de las emisiones de los vehículos diésel VW, y las dudas que se están generando sobre el sector del automóvil en general, creo que se abre una posibilidad real de acelerar la llegada del vehículo eléctrico. De hacer que las cosas pasen antes, y más rápido. Pero para ello es necesario que todas las partes involucradas lo perciban, reaccionen y se alineen:
- Los consumidores, reflexionando sobre el impacto de nuestras decisiones en la sostenibilidad del planeta. No hay movilidad sostenible que pase por los combustibles fósiles. Incluso si la electricidad consumida por un vehículo eléctrico proviene de fuentes generadoras tradicionales, el grado de eficiencia en una planta de generación es muy superior al de un motor de combustión interna. Esto tenemos que tenerlo claro. Las decisiones tienen impacto, y las decisiones de mucha gente, mucho más. Los consumidores, con nuestras decisiones, debemos dar una señal clara al mercado.
- Los fabricantes de vehículos, ampliando la disponibilidad de modelos, perdiendo el miedo a la canibalización entre sus gamas, e introduciendo objetivos comerciales ambiciosos en su red de distribución. A raíz del escándalo de VW, la industria automovilística en su conjunto va a recibir una enorme presión por mejorar la sostenibilidad de sus gamas, y si disminuyen las ventas del diésel va a ser complicado llegar a los objetivos regulatorios de emisiones en flotas. Solución sencilla: más vehículos sin emisiones.
- Los operadores de recarga, desplegando una oferta atractiva y competitiva de servicios y sobre todo dando una experiencia de uso extremadamente sencilla y positiva a los primeros usuarios, para que el boca a boca juegue su papel. En mi opinión el usuario medio tiene una percepción (errónea) de que el cambio a la movilidad eléctrica es complicado, solo para “geeks” y fanáticos de la tecnología (y con una economía saneada).
- Y por supuesto… Las administraciones públicas, apoyando de forma decidida, y continuada el tiempo, la implantación del vehículo eléctrico y la movilidad sostenible, hasta que se alcancen objetivos de masa crítica suficiente y se asiente el ecosistema. Hay mucho que aprender del caso de éxito noruego.
En ocasiones algún evento concreto puede ser el catalizador de un cambio, y puede que este lo sea. Para bien.
Aitor Arzuaga. Global Product Line Manager – Distribution Automation at ZIV CG Automation]]>