A medida que los coches autónomos van recorriendo más kilómetros se van encontrando con más dificultades. Te contamos cual es la gran amenaza del coche autónomo más allá de la ciberseguridad.
El camino hacia el coche autónomo está lleno de desafíos. A medida que los vehículos sin conductor recorren más kilómetros de pruebas surgen nuevos obstáculos al tiempo que se resuelven otros. La atención se ha centrado principalmente en la ciberseguridad como una de sus principales vulnerabilidades. Pero más allá de ésta, existe otro factor al que se están enfrentando los vehículos, el vandalismo físico contra estos vehículos.
Así, los vehículos autónomos se enfrentan, por un lado, a cuatro tipos principales de piratería informática, según expertos del think tank RAND Corporation. La manipulación de las carreteras conectadas para causar interrupciones, el robo de información del vehículo, la toma de control del vehículo y los ataques de ransomware que pueden encerrar a las personas o desactivar el vehículo.
Y más allá del vandalismo informático, los coches autónomos de están enfrentando al vandalismo físico en las zonas donde están realizando sus pruebas. Empresas que están desarrollando este tipo de movilidad como Cruise y Waymo se están encontrando con incidentes que van desde inmovilizar un robotaxi cubriendo sus sensores hasta ataques más agresivos como golpearlo con un martillo o incluso prenderle fuego, generando elevados costes y daños en la reputación de las compañías.
Uno de los talones de Aquiles de los vehículos autónomos es su dependencia de los sensores y sistemas de guía, elementos que pueden ser fácilmente manipulados. El vandalismo va más allá del propio vehículo. También las señales pueden ser manipuladas o pintadas para engañar a estos sistemas de forma que les imposibilite interpretar bien el entorno. En EEUU se ha dado la circunstancia de que algunos activistas contrarios a los automóviles han llegado a publicar una guía sobre como desactivar estos vehículos dañando los sensores o partes especialmente vulnerables de estos vehículos.
Coche autónomo, de incógnito
Es más, según un estudio de la Universidad de Stanford los peatones y otros usuarios de la vía se comportan de manera hostil en intersecciones y cruces de carretera cuando se cruzan con un vehículo de este tipo. Esta aversión hacia este tipo de vehículos a veces se muestra con violencia física. Acciones como gritar, insultar, bloquear el paso intencionadamente y, en algunos casos, gesticular de manera amenazante hacia los vehículos, deriva de un rechazo y un descontento hacia la innovación.
Por un lado, existe el temor de que los vehículos autónomos desplacen a los conductores humanos, eliminando empleos y alterando significativamente la economía local. Los conductores de taxis y servicios de transporte, en particular, pueden sentir que su sustento está amenazado por esta nueva tecnología. Además, hay preocupaciones sobre la seguridad y la fiabilidad de estos vehículos, lo que provoca una resistencia natural al cambio.
¿Y qué han hecho las empresas tecnológicas que están desarrollando este tipo de vehículos?
Para contrarrestar estos desafíos, se han implementado diversas medidas de protección en los depósitos de vehículos autónomos, tales como recintos vallados, puertas de seguridad vigiladas y una amplia cobertura de circuito cerrado de televisión (CCTV). Sin embargo, la protección en carretera requiere estrategias más sofisticadas. Volvo ha defendido la idea de que los vehículos autónomos deberían parecerse y comportarse lo más posible a los vehículos tradicionales para evitar llamar la atención.
Para mitigar estos comportamientos, las empresas de vehículos autónomos están explorando diversas estrategias. Desde ajustar los algoritmos para que los vehículos sean más asertivos en la carretera hasta la implementación de campañas educativas para sensibilizar al público sobre los beneficios y las medidas de seguridad de estos vehículos, la respuesta debe ser multifacética.
Pero estas medidas no han sido suficientes. Se requiere de medidas adicionales. Una posible solución podrían ser sensores más robustos, similares a los utilizados en vehículos militares, y paneles de carrocería fabricados con materiales resistentes o fácilmente reemplazables. Es fundamental desarrollar software especializado que pueda analizar en tiempo real los datos de las cámaras para identificar problemas potenciales. Otras opciones podrían pasar por el monitoreo de los vehículos y de flotas de asistencia que puedan intervenir a tiempo en caso necesario.
Fuente: Aurofacil
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