Una gran parte de los términos utilizados actualmente en automoción proceden de los coches de caballos. En los siglos XVIII y XIX había una enorme variedad de tipos: por el tiro con uno o varios caballos, por su capacidad, por su forma y otras características; sirva como ejemplo el mural que se encuentra en el zaguán del museo Las Cocheras del Rey en El Escorial (actualmente cerrado), en el que aparecen nada menos que 36 nombres de diferentes coches, sabiendo además que no todos coinciden con los de los catálogos publicados en aquellos años por los distintos constructores.
De todos ellos vamos a fijarnos en dos que sobrevivieron el cambio de la tracción de sangre al motor de explosión y que siguen siendo de uso común en nuestros días: la berlina y el cupé.
La berlina debe su nombre a su origen en Berlín en el siglo XVII y era un carruaje de cuatro plazas tirado por dos o cuatro caballos. Su característica distintiva era su habitáculo cerrado y simétrico con dos asientos enfrentados y una portezuela lateral. Disponía además de cristales en ambas ventanillas, como se puede ver en la ilustración. De alguna forma podemos decir que la berlina era un coche familiar, evidentemente para los pocos que se lo podían permitir. El interior era oscuro, disponiendo solo de las ventanillas laterales y sin visibilidad hacia delante.
Sin duda hubo alguien de alto rango en París que consideró que la berlina era inadecuada para los paseos de solo dos personas, y así nació un nuevo tipo de habitáculo en el que se había eliminado el asiento delantero, reduciendo el volumen interno e instalando un amplio cristal en el frente, era la nueva ‘berlina cortada’, en francés la berline coupée, que pronto fue simplemente un coupé. Curiosamente los carruajes en francés son del género femenino: la berline, la voiture, pero en el caso del coupé desde el principio fue masculino: un coupé.
Berlina sigue siendo hoy en día un término habitual para definir un automóvil de cuatro puertas, con cuatro/cinco plazas y con carrocería de tres volúmenes.
El actual coupé, simplificado a cupé en castellano, está recogido en el Diccionario Asepa como “Vehículo automotor de dos puertas con capacidad normal prevista para conductor y acompañante y a veces para uno o dos pasajeros ocasionales”.
Lo que ha pervivido en el concepto del término fue su capacidad reducida a dos personas, o también dos plazas cómodas delante y otras dos más pequeñas atrás. Hoy los cupés son coches con carrocería diseñada para una utilización con aspiraciones deportivas, pero antes hubo dos etapas que vale la pena comentar:
- En los años 10 y 20 del siglo XX, la carrocería más elegante era el coupé de ville, un automóvil de ciudad con habitáculo cerrado y chófer al descubierto, como reinterpretación de los cupés de tracción animal en los que el cochero iba en posición adelantada, separado de los señores.
- En los años 60 y 70 algunas versiones cupé estaban construidas sobre la misma plataforma y dimensiones de la berlina, en la que se había cortado y rebajado la parte trasera del techo, sustituyendo las cuatro puertas por solo dos de mayor tamaño y con los asientos traseros algo reducidos.
La línea ofrecía un aspecto deportivo, reforzado por una puesta a punto especial del motor, con más potencia en regímenes altos para au-mentar la velocidad máxi-ma, a costa de un com-portamiento en circulación
urbana menos ágil. En las fotos, el Opel Rekord berlina y su alternativa cupé de 1970.
El cupé es hoy en día un tipo de coche diseñado desde el principio para un usuario específico y tiene poco que ver con el significado original del término. Menos mal, porque hubiera resultado muy poco glamuroso conducir un Alfa o un Mercedes ‘cortado’.
(Manuel Lage, presidente de la Comisión Técnica ‘Observatorio de Términos de Automoción’ de ASEPA)
Fuente: http://www.asepa.es/
Antonio Mozas
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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