Como ya hemos analizado en artículos anteriores, el freno motor no es un componente propio del coche, sino más bien una técnica de conducción que tiene grandes beneficios. Al disminuir de velocidad sin necesidad de usar los frenos del coche, observamos que se alarga la vida útil de sus elementos y mejora el consumo global del vehículo.
La retención del motor a través del uso del cambio de marchas resulta muy útil en circunstancias concretas de conducción, pero no siempre. Según el tipo de vehículo que conduzcamos, podemos observar ventajas y desventajas que hemos de tener en cuenta.
Pero, entonces, ¿es útil usar el freno motor o no?
Desde luego que sí, pero no siempre ni bajo cualquier condición. Pisar el pedal de freno de forma continua y progresiva durante largos espacios de tiempo puede provocarnos algún que otro disgusto que nos lleve a visitar el taller más de lo habitual. Por ello, usar el freno motor de forma puntual tiene importantes ventajas:
- No estamos consumiendo combustible adicional.
- Reducimos el desgaste de los discos y pastillas de freno.
- Ahorramos al permitir la regeneración de energía.
- Evita el aquaplaning en situaciones de lluvia intensa.
Si estamos a los mandos de un coche con caja de cambios manual, podemos activar el freno motor de forma tan sencilla como levantando el pie del acelerador. El vehículo –en terreno llano– irá poco a poco desacelerando. Incluso podríamos apagar el motor, entrando en lo que se conoce popularmente como “navegación a vela”, hasta que nos detengamos finalmente por completo.
En cambio, si queremos que el freno motor actúe de manera más exigente –por ejemplo en descensos acusados–, entonces debemos ir reduciendo marcha por marcha de forma manual. Esto es verdaderamente útil en carreteras de montaña con desniveles de más del 10 %, en las que podemos desgastar totalmente las pastillas y poner a hervir el líquido de frenos si descendemos acelerando y frenando en cada curva.
Incluso usando el freno motor, tenemos la posibilidad de ayudarnos también del pedal de freno puntualmente, aunque sí es importante que evitemos entrar en una curva sin ninguna marcha puesta. La función de freno motor también opera en coches automáticos, cambiando al modo manual y seleccionando la marcha deseada con las levas.
La retención del motor es diferente en los modelos híbridos
Los coches eléctricos e híbridos cuentan con dos sistemas independientes de frenado:
- El freno hidráulico: es el tradicional que utiliza la presión ejercida al pisar el pedal para que el pistón actúe sobre el líquido que acciona los frenos.
- El freno electrodinámico o regenerativo: produce electricidad al intercalar un generador eléctrico en el giro de las ruedas, lo cual provoca un freno a su rotación. Al generar más corriente, más se frena la rueda.
No obstante, hay que tener en cuenta que en los modelos híbridos vamos a encontrar siempre un cambio automático (salvon raras excepciones), lo que nos hace cuestionarnos cómo se utiliza el freno motor si no existe una palanca de cambios al uso. El cambio automático de los híbridos se debe a una cuestión de eficiencia, dado que el sistema gestiona mejor de manera electrónica el uso de sus dos motores cuando el conductor no influye en el cambio de marchas.
En cualquier caso, los híbridos eléctricos –aún dentro de su condición de automáticos– tienen una palanca cuya función es la de permitirnos realizar determinadas maniobras, como dar marcha atrás, estacionar o poner el vehículo en punto muerto. Los modelos ‘Electric Hybrid’ de Toyota utilizan posiciones muy similares a la mayoría de automáticos del mercado.
Cómo activar el freno motor en un vehículo híbrido
Es más aconsejable utilizar el freno motor que circular en punto muerto, pues nos exponemos al peligro de perder la dirección por no tener ninguna marcha metida. En una cuesta abajo larga a bordo de nuestro híbrido Toyota, debemos poner la palanca de cambios en el punto B (Brake) para poder conectar el freno motor. Gracias a ello, el coche no se nos disparará ladera abajo como ocurre cuando circulamos en punto muerto con un coche de combustión.
También es conveniente que pongamos el modo de conducción en Zona Charge. De esta manera, estaremos cargando la batería mientras hacemos uso de la frenada regenerativa. En algunos modelos la posición B está señalada con la letra “S”, pero en ambos casos el motor de combustión se combina con el eléctrico para generar más freno motor.
¿Hay situaciones en que es mejor evitar usar el freno motor?
El pedal de freno en un vehículo eléctrico o híbrido conforma un sistema muy complejo en el que en cada instante se debe decidir cómo repartir la frenada para aprovechar el freno eléctrico, dosificar el hidráulico y calibrar la eficiencia de forma concreta.
Con todo, se dan algunas situaciones que pueden llevarnos a preferir la frenada tradicional con el pedal por encima del freno motor. En este sentido, conviene observar el display del salpicadero para comprobar la electricidad que estamos generando.
En la posición B de la palanca, tanto el motor de combustión como el eléctrico se combinan para generar más freno motor, pero es posible que, aunque el motor de combustión se esté revolucionando, la barra de energía del display no cubra ni la mitad. Por el contrario, puede suceder que, ejerciendo la misma retención de forma manual con el pedal de freno, la energía cinética transformada rellene esa misma barra hasta el máximo. Que, en definitiva, es lo que nos preocupa.
En un híbrido, ¿es lo mismo el freno motor que la frenada regenerativa?
Podríamos decir que no es lo mismo, aunque se puedan confundir, dado que en ambos casos se recupera energía y uno involucra a la otra. La frenada regenerativa es una tecnología que aprovecha la energía liberada al pisar el pedal de freno para recargar la batería. Pero también se activa simplemente al soltar el acelerador, momento en que observamos cómo el coche se va deteniendo haciendo uso del freno motor.
En resumen, la frenada regenerativa está presente tanto en el freno tradicional como en el freno motor. Y, pese a que supone una enorme ventaja en términos de rendimiento y eficiencia, su mayor inconveniente es que el freno regenerativo depende de la velocidad a la que circule el vehículo y no tiene la misma potencia de frenado que el sistema tradicional.
Es decir, detener de forma total el vehículo cuando está en movimiento a alta velocidad tarda mucho más, mientras que en ciudad, donde las velocidades no superan los 50 km/h, resulta muy efectivo y mejora de forma considerable el consumo.
Utilizar estas técnicas de conducción puede ser complicado al principio, pero una vez que te hayas acostumbrado a tu nuevo híbrido de Toyota, podrás comprobar de primera mano el control sobre la eficiencia y el rendimiento en función de tu estilo al volante.
Fuente: https://www.motorpasion.com/
Conoce nuestro “Curso para la Gestión de flotas de vehículos” con el fin de formar a los profesionales en gestión de flotas a tomar una visión global y conocer todas las actividades y factores clave involucrados en la gestión de una flota de vehículos.
El curso es único y presenta un enfoque innovador con los objetivos de reducir costes y optimizar la gestión de la flota.
Imparto el curso a partir de 4 asistentes en tus instalaciones, en cualquier lugar del mundo