El transporte internacional es parte de la columna vertebral no solo de la logística, sino de la economía mundial. Su capacidad para mover mercancías a escala planetaria ayuda a definir cómo es nuestro mundo y cómo va a transformarse en el futuro. Pero, fruto de esta importancia y de su propia naturaleza, se enfrenta a unos retos y características específicos y singulares. ¿Cuáles son estos desafíos para las empresas y el transporte internacional?
Retos de las empresas y el transporte internacional
Cadenas de suministro más largas
A mayor distancia, más dificultad y más probabilidades de que surjan los problemas. Las cadenas de suministro más largas se traducen en más intermediarios y más engranajes; es decir, más focos para que algo pueda salir mal. Y, aunque nada salga mal, aspectos como la trazabilidad se complican cuanto más proveedores o participantes intervengan en el proceso.
Requerimientos éticos y de Responsabilidad Social Corporativa
Las empresas están cuidando cada día más sus labores de Responsabilidad Social Corporativa y sus valores éticos. Y, para que esto sea así, es necesario mantener una supervisión sobre los colaboradores que forman parte de nuestra cadena de suministro. Mientras esto puede resultar relativamente sencillo cuando estamos cerca, a medida que se alejan de nosotros -y especialmente dentro de algunos países- aumenta el riesgo de encontrarnos con proveedores que no se ajusten a los estándares éticos y laborales que desea nuestra compañía.
La obligación de internacionalizar
En ocasiones, la internacionalización es un reto impuesto. Bien sea por la necesidad de seguir creciendo o porque el mercado interno del sector para el que trabajamos está parado, las compañías se ven obligadas a embarcarse en la aventura de la internacionalización. Un salto que no es sencillo y en el que hay que tener en cuenta las dificultades de llevar nuestra logística al extranjero. Esta dificultad se hace mayor si los destinos de nuestra expansión se encuentran fuera de la Unión Europea, lo que aumentará la complejidad legal de importar o exportar a cada territorio.
Complejidad legal y burocrática
Como hemos comentado en el punto anterior, salir de nuestras fronteras puede disparar la dificultad de nuestras operaciones. Especialmente si trabajamos con países con una normativa más restrictiva o sin los acuerdos de los que disfrutamos con nuestros vecinos europeos, como puede ser el caso de Rusia, China, etc. En estos casos, la formación de nuestro personal destinado a la logística también tendrá que ser mayor, además de estar familiarizados con los procesos y la terminología del transporte internacional.
La legislación puede influir hasta el punto de determinar cómo diseñamos nuestra cadena de suministro
Tomar decisiones según la legislación de cada país
La legislación no solo va a influir en la ejecución de nuestra logística, sino que puede llegar a influir en el diseño mismo de la cadena de suministro. Los aranceles y otros impuestos y normativas varían entre países, lo que puede llevar a cambiar el lugar desde el que nos abastecemos de un producto o al que lo enviamos. Igualmente, podemos optar por trabajar en países que supongan menor embrollo burocrático para aumentar nuestra eficiencia.
Mayor tiempo de aprovisionamiento
Cuando tu fuente de aprovisionamiento está cerca de ti, habitualmente serás menos sensible a los problemas de suministro que puedan surgir, ya que podrás resolverlos en menos tiempo. Sin embargo, cuanto más crece tu cadena de suministro, más tiempo llevará recorrerla de un punto a otro. Y, por mucho que el transporte internacional optimice sus tránsitos, los tiempos para solventar una rotura de stock pueden llegar a medirse en meses en algunos casos.
Este hecho obliga a las compañías a medir mejor sus necesidades y sus previsiones de ventas y a diseñar con más exactitud sus procesos logísticos, sabiendo con fidelidad el tiempo que suponen sus diferentes movimientos de mercancías.
Optimizar operaciones
Cuantas más operaciones, más oportunidades de optimizar tenemos. En los trayectos más cortos -y posiblemente más estandarizados-, es posible que existan menos opciones para esta optimización. Sin embargo, en los trayectos internacionales las posibilidades aumentan: encontrar rutas más convenientes, opciones multimodales, disminución del tiempo en que la mercancía está parada, mejora de la selección de proveedores…
Trazabilidad de los procesos
La trazabilidad es clave en la logística y el transporte internacional no es una excepción. Más aún si los trayectos son muy largos y, por tanto, una mala trazabilidad puede suponer una incidencia de varios días o semanas. El problema nace de que la distancia también amplifica la dificultad de conseguir una buena trazabilidad. Se hace necesario conseguir que todos los actores de la cadena sean tecnológicamente capaces de mantener esa trazabilidad y, además, de que a la hora de la verdad cumplan con los plazos logísticos acordados.
Gestionar la intermodalidad
En el transporte internacional destaca la fuerte presencia del mar y de los contenedores, más marcada a medida que más nos vamos alejando. Desde esta naturaleza multimodal, las empresas y los operadores logísticos dedicados al transporte internacional han de saber valorar la mejor manera de aprovechar los distintos medios de transporte a su disposición. Es necesario revisar continuamente nuestras rutas y contar con varias opciones a nuestro alcance en caso de necesidad -que una de ellas deje de estar disponible por problemas económicos, políticos, meteorológicos, etc.
Mantener la calidad
Una de las principales incógnitas que tienen que resolver los involucrados en el transporte internacional es saber si serán capaces de mantener los estándares de calidad que tienen en su servicio nacional y en su logística interna, ya sea para importar o para exportar. Las posibles mejoras en costes por aprovisionarnos fuera no merecerán la pena si, a cambio, sufrimos parones en nuestra cadena de suministro. Del mismo modo, dar el salto a otro país a costa de hacerlo con un peor servicio hará muy posible que la aventura fracase y, además, perjudicará a la imagen de nuestra marca en los terrenos en los que ya estamos consolidados.
Lidiar con lo imprevisible
Si tuviéramos que quedarnos con un único reto para el transporte internacional, este sería la necesidad de lidiar con lo imprevisible, ya que en cierta manera incluye a los demás. Al salir de nuestras fronteras aceptamos que se complique nuestra labor logística, ya que multiplicamos los factores que nos influyen y sobre muchos de los cuales no vamos a poder tener un control total.
Un fallo a 10.000 kilómetros de casa siempre va a resultar más difícil de solucionar que uno que suceda a la vuelta de la esquina. Y, sin necesidad de que existan fallos, la casuística del transporte internacional es mucho mayor que la del doméstico. Puede afectarnos la huelga de un país, los precios del petróleo, una catástrofe natural, los problemas de cualquier tipo (financieros, de servicio, etc-) del proveedor de un proveedor nuestro -del que tal vez incluso desconocíamos su existencia-, etc.
Nuestra capacidad para medir, controlar y supervisar todo el proceso serán claves para que el transporte internacional de nuestra empresa sea un éxito. Saber que realmente mantenemos el control sobre el proceso será una buena muestra de que estamos en el camino correcto.
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Fuente: https://www.transgesa.com
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