A vueltas con la campaña antidiésel
Según informa infotaller.tv, los ataques al diésel han reducido las matriculaciones de vehículos diésel en un 18% hasta junio, elevándose las ventas de los coches de gasolina, que emiten más CO2 a la atmósfera.
Ante el repunte de estos vehículos de gasolina, Hacienda aumenta sus ingresos por matriculación y además el Gobierno anuncia un impuesto al diésel en los presupuestos generales del Estado para el año 2019. Por su parte, hasta la OCU rechaza la persecución al diésel por injusta e ineficaz.
En teoría, las medidas propuestas por el Gobierno y otras Administraciones para disminuir las ventas y limitar la circulación de vehículos diésel tenían como objetivo mejorar la calidad del aire en las ciudades. Sin embargo, y a tenor de lo visto en los datos de matriculación de los últimos meses, los vehículos nuevos que se venden en España emiten más CO2 que los que se comercializaban hace un año. Un fenómeno que tiene su contraparte positiva… para Hacienda, que ha multiplicado la recaudación por el impuesto de matriculación en agosto.
¿Cómo se explica esta aparente contradicción? El anuncio de campañas contra los vehículos propulsados por gasoil, especialmente el impuesto al diésel, ha disuadido a muchos conductores de comprar un coche diésel y, en su lugar, han optado por uno de gasolina. Los vehículos diésel están experimentando una caída media de ventas del 15% en lo que va de 2018, mientras los de gasolina están subiendo, según Aniacam. Como los coches de gasolina emiten más CO2 que sus equivalentes de gasóleo, las emisiones también suben.
Paralelamente, el boom de los SUV en nuestro país también contribuye a que el parque automovilístico sea cada vez más contaminante, puesto que estos vehículos montan motores de más cilindrada.
Y a más emisiones, más ingresos. El impuesto de matriculación está ligado a las emisiones de cada vehículo desde 2008. Desde entonces, los automóviles vendidos en nuestro país han ido siendo cada vez más limpios, lo que redundaba en menores ingresos por dicho impuesto. Una tendencia descendente que se ha roto este año.
De hecho, de los 294 euros ingresados de media por la Agencia Tributaria por cada vehículo matriculado en 2017 se ha pasado a 412 euros en agosto de este año. Un repunte superior al 30% y una cifra que no se alcanzaba desde 2013.
A ello contribuye también el descenso en el número de automóviles exentos de pagar este impuesto. Si en 2017 los coches que emiten menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro, y por tanto no pagaban, llegaban casi al 80% de los vehículos nuevos, este año se han reducido hasta el 62%, según El Confidencial.
A este alza de la recaudación por matriculaciones habría que sumar los ingresos que se deriven del anunciado impuesto al diésel. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, avanzó la semana pasada que el impuesto que contempla supondrá una subida de tres céntimos por cada litro de gasoil. El ministerio calcula que esa subida le costará a cada conductor 3,3 euros al mes de media.
En definitiva, la gran beneficiada de esta campaña antidiésel por el momento es la Agencia Tributaria, que está aumentando sus ingresos. ¿Los perdedores? Aparte de los propietarios de vehículos diésel -conductores profesionales y flotas incluidos-, el propio medioambiente que la ministra del ramo, Teresa Ribera, quería proteger poniéndole las cosas difíciles al gasoil.
En un país en el que los vehículos eléctricos e impulsados por combustibles alternativos aún son minoritarios, la alternativa elegida por los conductores ha sido la gasolina, lo que redundará en más CO2 en la atmósfera, precisamente lo que las instituciones públicas de todo el mundo intentan impedir por su efecto negativo sobre el cambio climático.
Antonio Mozas Martínez
Director de ASEPA (Asociación Española de Profesionales de Automoción)
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