La Internet de las Cosas (IoT) marca un nuevo paradigma que ya impacta en las organizaciones y en la economía global, debido a que crea un nuevo esquema de negocios que permite bajar costos y aumentar los ingresos, y que tiene su aplicaciones en la gestión de flotas de vehículos.
Un frigorífico podría implementar soluciones tecnológicas para sus cámaras de almacenamiento de producto, a fin de controlar la temperatura de la carne, así como la apertura y cierre de las puertas. Incluso podría efectuar la trazabilidad de la entrega a sus clientes, dando calidad de servicio en el mantenimiento de la cadena de frío e incluso notificando a los consumidores sobre el tipo de producto que se le entregará, las condiciones con las que se trató y el tiempo previsto de llegada del camión con el pedido.
Este ejemplo no es un caso del futuro, sino del presente, y viene de la mano de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), que marca un nuevo paradigma que ya está impactando en las organizaciones de todos los sectores, en la economía global y, por supuesto, en la vida cotidiana de los usuarios.
Este término, acuñado por el británico Kevin Ashton en 1999, implica que los equipos interconectados (desde computadoras hasta electrodomésticos y luces, entre millones de objetos) funcionan entre sí, de manera automática e inteligente sin necesidad de la intervención del hombre. A pesar de que hoy se habla muchísimo al respecto, los gurús han señalado que se encuentra en una “fase temprana de desarrollo”, por lo que en los próximos años seremos testigos del potencial tecnológico que plantea.
Según la consultora IDC, en la actualidad hay 200.000 millones de dispositivos o cosas que se pueden conectar vía Internet; sin embargo, solo un 7% ya están conectados y comunicándose por esta gran red. Con respecto a su crecimiento, la misma fuente pronostica que para 2020 habrá 32.000 millones de dispositivos conectados.
A nivel empresarial, esta evolución de Internet plantea muchas ventajas, tales como: optimización de la cadena de suministro, administración de grandes recursos, mejor atención e interacción con clientes, efectividad de costos y eficiencia. También incrementa la productividad y mejora el acceso a la información. Incluso ya están disponibles en el mercado soluciones para segmentos verticales como Seguimiento Vehicular, Logística, Sistemas de pago y Monitoreo, entre otros.
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Casos para tomar nota
Veolia es un grupo de capitales franceses con presencia global. En la Argentina trabaja en la gestión de residuos a través de su subsidiaria AESA en la llamada Zona 1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Microcentro). Con el objetivo de brindar un servicio más rápido, eficiente y rentable, instalaron en agosto de 2014 soluciones tecnológicas de la mano de QuadMinds, una empresa argentina dedicada a la implementación soluciones IoT en distintas industrias.
En síntesis, Veolia utiliza la solución QuadTracks para realizar el trackeo de 170 vehículos, entre camiones recolectores, barredoras y otros de soporte. Así, los monitorean y controlan con sensores que envían información en tiempo real al dispositivo que se configure previamente. Además, están vinculados con GeoOptimizer, que es la propuesta para efectuar las rutas de recolección de cada vehículo, para que el recorrido esté optimizado. Al tener su flota identificada, y los 300 contenedores con sus respectivos Tags RFID, pueden establecer rutas de recolección para completar los viajes en menor tiempo. Además, la ruta está planificada para cubrir la mayor cantidad de contenedores en un recorrido. “Con toda la información obtenida, armamos las rutas en función de la flota disponible. Incluso podemos visualizar toda la operatoria e identificar si un contenedor fue servido o no, si el camión recolector pasó por el punto, se detuvo o no se detuvo”, detalla Gabriel Pintos, CIO and Logistics Operation en Veolia Environnement.
Otra solución que utiliza esta empresa es QuadPhones. Se trata de una aplicación para los smartphones de los inspectores, mediante la cual pueden relevar incidencias en la calle de forma georreferenciada. Es decir, si un inspector observa que un contenedor de la prestadora se encuentra roto u obstruido, puede tomar una foto, subirla por una app y agregar una observación. Esa imagen o video genera una alerta georreferenciada en el sistema.
Por último, los contenedores tienen sensores de volumen para espacios cerrados. Todo esto se conectó a la plataforma de QuadMinds, y se integró con su sistema de gestión. “La mejora fue visible desde el primer momento porque logramos un máximo control de la operación y mejoramos los recorridos”, dice Pintos. Actualmente AESA está instalando sensores de volumen de llenado para adelantarse a la demanda y generar rutas preventivas de recolección de los contenedores en función a esta variable. “Todo esto genera una empresa más eficiente en sus procesos, y un impacto alto en el nivel de percepción y calidad de satisfacción del ciudadano”, completa el ejecutivo, y comenta que por el servicio detallado abonan a QuadMinds unos $ 67.000 mensuales.
Un dato importante: como todos los trackers instalados están conectados vía celular, están preparados para almacenar información en caso de que la red presente fallas de conectividad. De todas maneras, los dispositivos pueden enviar la información recopilada incluso con un nivel de señal mínimo.
Otro caso es el de Puratos, multinacional de origen belga fundada en 1919, presente en más de 100 países, incluyendo la Argentina. Esta firma ofrece productos para panaderías, pastelerías y chocolates como mezclas en polvo para mousse, cremas no lácteas y premezclas de pan, torta, bizcochuelo y bombones. La filial local realiza el 65% de sus ventas mediante distribuidores. Hace un tiempo detectaron que les faltaba información del mercado y conocimiento potencial de cada zona, lo cual dificultaba la fijación de objetivos y unificación de criterios para promover y estandarizar las buenas prácticas. Tras implementar soluciones IoT conectaron sus activos (flota, distribuidores, clientes, fuerza de ventas) a Internet para cruzar su información con los datos de mercado.
En total, la empresa invirtió poco más de $ 50.000. De ellos, unos $ 30.000 se destinaron al desarrollo de una aplicación móvil provista por Quad Minds, que se instala en el teléfono de los vendedores y tiene varias funciones. Por ejemplo, permite realizar un ruteo de las zonas donde trabajan los distribuidores para garantizar que todos los clientes sean visitados con una frecuencia determinada; envía notificaciones a Puratos en caso de que un vendedor se olvide de pasar por un comercio, sirve para tomar pedidos, se pueden programar tareas; y mediante este sistema los vendedores reciben información del mercado provista por el fabricante. Además, destinaron $18.000 para tableros de control. Por último, Puratos abona $150 por los dispositivos móviles que utiliza cada distribuidor y $ 1.460 al mes por la licencia de geoanalytics.
Hernán Paredes, Business Controller en Puratos, explica la decisión de la firma: “Necesitábamos mejorar la comunicación y acortar los tiempos. Solo teníamos la información que nos brindaba nuestro distribuidor. Lanzamos la solución en marzo de este año. A la fecha llevamos dos distribuidores implementados, cuatro en proceso, diez con fecha programada en 2015 y 15 esperando confirmación”, agrega, y cuenta que la inversión inicial fue muy pequeña ya que los equipos para los camiones se entregaron en comodato y, por los bajos requerimientos de hardware, no hubo que cambiar teléfonos.
Respecto a la escalabilidad de la solución, Paredes admite: “Si bien el incremento de licencias conlleva un aumento en el costo total, el valor de la información de mercado que devuelve el sistema tiene un precio mayor si quisiésemos comprarla a consultoras sin mencionar la disponibilidad”, detalla, refiriéndose a datos como price index, market share, cobertura, superposición y potencial no explotado, entre otros”. En pleno proceso de expansión de la solución, el ejecutivo ya observa los resultados: “Ahora tenemos visibilidad sobre 2.000 consumidores finales”.
El Hospital Italiano, ubicado en la ciudad de Buenos Aires, empezó a trabajar con IoT en mayo de este año para controlar la temperatura en sitios en los cuales no se puede garantizar la medición y el control operativo permanente. Como explica Daniel Luna, Jefe del Área de Tecnología e Infraestructura del Departamento de Informática en Salud de la entidad, “la solución consiste en la implementación de un sistema inalámbrico que se conecta a otros dispositivos colocados en la proximidad de la heladera o del freezer, los cuales, a su vez, se conectan a sondas de medición que reportan a los access points. Todos los dispositivos son autónomos mediante baterías recargables que garantizan la continuidad de las mediciones ante cortes eléctricos. Por otra parte, un Servidor Scada almacena la información de las mediciones en una base de datos, supervisando en tiempo real toda la actividad de la heladera o freezer, de acuerdo con la configuración que se haya realizado. Además, se dispara una alarma en caso de cortes de energía o fallas en la heladera. También sucede lo mismo la puerta se mantiene abierta durante un tiempo excesivo”, describe.
La solución se completa con un software que envía alertas a través de e-mails o SMS en caso de que suceda cualquier anomalía. Para ello, existe un sistema de escalamiento: si el usuario al cual se le envió una alarma no responde en el tiempo preestablecido, otros usuarios comienzan a recibir esta notificación.
En caso de que se pierda la conexión a Internet, la organización cuenta con enlaces de fibras con los centros fuera del edificio del Hospital Italiano. Además, el mismo sistema informa de la pérdida del enlace con los dispositivos de captura. Aun así, cuenta con una autonomía de 12 horas.
Para este despliegue, el Hospital Italiano invirtió $ 500.000. Aunque Luna no puede estimar el Retorno de la Inversión (ROI), explica que “el proceso se realiza para garantizar la seguridad de los pacientes”. Y añade: “Podría suceder que no nos enteremos de un corte eléctrico en una heladera que contiene vacunas o material biológico, y la pérdida podría ser incalculable”.
Antes de implementar esta solución, en el Hospital realizaban mediciones manuales y compilaban los datos en formularios de revisión. “IoT nos ofrece la fiabilidad y la seguridad de que las mediciones son precisas”, opina el referente IT. Satisfechos con esta solución, ahora están evaluando la posibilidad de poder controlar los ascensores con las tarjetas de identificación del personal, para poder restringir los accesos a pisos o sectores de acuerdo al rol de persona. “Estamos comenzando a sumar inteligencia a diferentes dispositivos con los que convivimos habitualmente, como puertas y cámaras. En este sentido, observamos que no hay un techo, solo nuestros conocimientos e iniciativas. De todas maneras, antes de cualquier implementación es importante conocer a fondo los problemas de las organizaciones y buscar o desarrollar la tecnología que ayude a solucionarlos; no es conveniente tratar de implementarlas como una novedad”, concluye Luna.
Pilotos automáticos y sensores
En tanto, Los Grobo Agropecuaria, una de las firmas agroindustriales más importantes del país, con 940 empleados y una facturación de u$s 704 millones en 2014, lleva varios años implementando soluciones IoT. En pocas palabras, utilizan sensores en distintas maquinarias, como sembradoras, pulverizadores y cosechadoras, que transmiten información en tiempo real a un monitor que se encuentra en la cabina del vehículo, a las oficinas centrales de Los Grobo y al dueño de la maquinaria. Así, monitorean la velocidad del trabajo, los horarios y la ubicación, entre otras variables. El ingeniero agrónomo Emanuel Bodega Duckwitz, gerente de Producción de la organización, revela cómo funciona el sistema: “Las sembradoras tienen 46 tubos por los que caen las semillas para sembrarse. En cada tubo tenemos sensores que detectan fallas de cualquier tipo y, en ese caso, envían alertas al instante. Por ejemplo, notifican si el tubo está obturado por una piedra o si la densidad de sembrado no es la que se cargó previamente en el sistema”.
El profesional explica que, antes de implementar esta solución, podían pasar cuatro horas hasta que un empleado detectase el problema. Esta operación manual ya no se hace, dado que todo es realizado automáticamente por los dispositivos conectados, que también miden las dosis de fertilizantes que se están utilizando, la granulosisdad de las semillas y muchas cosas más. Cuando la conexión se cae, los sensores almacenan la información para enviarla una vez que la conexión se recupera. Sin embargo, nunca se pierde el envío de datos al monitor ubicado dentro de la maquinaria. “Este tipo implementación impacta positivamente en la productividad y la eficiencia. De hecho, redujimos los errores en un 90%, ya que eliminamos las fallas, ya que las mismas se detectan en tiempo real y se resuelven en el acto”, detalla Bodega Duckwitz.
Esta corporación también cuenta con pilotos automáticos, que conducen tractores con una precisión superior a la humana. “Diagramamos cómo se debe sembrar el lote, planificamos el recorrido con un GPS y luego el vehículo se mueve solo. De todas formas viaja un supervisor por si sucede algo inesperado. Incluso la conducción es más precisa cuando la realiza una piloto automático comparado con un conductor”, dice el ingeniero. Por el servicio satelital, cuyo margen de error ronda los 30 centímetros, la firma paga unos u$s 300 anuales. “Comenzamos a implementar IoT hace unos siete años, pero se potenció en los últimos tres años gracias a la capacidad en el procesamiento de datos”, agrega el ingeniero.
Algunos de los proveedores de esta compañía son GeoAgris, dedicada a la captación, organización y análisis de información espacial proveniente de dispositivos de agricultura de precisión y de imágenes satelitales para el agro, e Infotrack, que se especializa en la optimización de procesos de negocio a través de soluciones integrales en computación móvil, captura automatizada de datos y administración de la información.
La última incorporación en IoT realizada por Los Grobo consta de un sistema de monitoreo de silobag con sensores que miden las condiciones en las cuales descansan los granos en el campo dentro de estas bolsas, y disparan alertas ante cualquier alteración. “Cada silobag tiene una capacidad de almacenaje de 180 toneladas, que equivale a unos u$s 40.000 puesto al aire libre, afectado por el viento, la lluvia y la temperatura, entre otros. Estos sensores se instalan adentro de la bolsa y se comunican con un dispositivo que emite los datos remotos a un celular vía GSM, y se dispara un alerta en caso de que haya variaciones. Con este sistema ahorramos mucho dinero. Antes debíamos revisar los 600 silobag manualmente, algo que es muy costoso porque se necesita de personal y movilidad. Ahora, además, detectamos al alteraciones al momento, lo que nos permitió reducir tantos los costos como las pérdidas”, remata Bodega, quie aconseja tomar la misma senda: “Muchas empresas son reticentes a IoT porque le tienen temor a lo desconocido. Sin embargo, estas soluciones son fundamentales cuando una empresa con cierto tamaño necesita tener un control macro”.
Más allá de los casos mencionados, IoT puede implementarse en muchas otras áreas. Por ejemplo, el retail puede apelar a estas soluciones para optimizar las experiencias de compra física de sus consumidores, ya que con sensores y otros dispositivos conectados es posible brindar mayor información para mejorar su negocio y proporcionar datos sobre el comportamiento de la gente. En simultáneo, estos aparatos conectados tienen la capacidad de brindar información adicional a los clientes, para generar más empatía con ellos y generar una decisión de compra favorable.
Debora Slotnisky Periodista para los diarios La Nación, El Cronista, El Observador, y radio La Red.]]>